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El giro que tomaba la conversación, lo sumió en molesta perplejidad, y, sin embargo, las palabras francas y sencillas de la joven despertaron en él sentimientos bastante caballerescos, pero contra los cuales se apresuró a luchar, consiguiendo triunfar.

Estos intelectuales con fusil se consideraban los paladines de una cruzada civilizadora. Querían que triunfase definitivamente el hombre rubio sobre el moreno; deseaban esclavizar al despreciable hombre del Sur, consiguiendo para siempre que el mundo fuese dirigido por los germanos, «la sal de la tierra», «la aristocracia de la humanidad». Todo lo que en la Historia valía algo era alemán.

Pero no lo permita el santo cielo, que no lo quiero yo sino con gusto: hazme pues este bien: bésame que me mueroDijo, y no consiguiendo que Isabel accediese a su demanda, cayó exánime a sus pies, despidiéndose con estas palabras: a Dios, Isabel.

El Santo escuchó mi ruego, y Dios escuchó el del Santo, porque se fundaban en el buen medio en que está la virtud, y así todos fuisteis complacidos hasta cierto punto: Cabezudo, consiguiendo que no lloviera tanto como Barbaruelo deseaba; Barbaruelo, consiguiendo que no lloviera tan poco como deseaba Cabezudo; y Animalejos, consiguiendo que no lloviera tanto ni tan poco como deseaban Cabezudo y Barbaruelo.

Su conducta reciente le molestaba lo mismo que un remordimiento. «Muy bien, don Fernando se dijo con irónico reproche . No tenía usted bastante con el desengaño ridículo de la otra, no le ha servido de escarmiento una aventura tan grotesca, y en el mismo día se lanza a perturbar la tranquilidad de una pobre mujer que acepta sus avances con una sensiblería de romanza y toma el amor como si estuviese en los quince años.» ¡Qué gusto de complicarse la vida!... ¡Qué cordura en un hombre que marchaba a la conquista de la riqueza!... ¡Y para meterse en tales aventuras había abandonado lo que tenía en Europa!... «Don Fernando, es usted un chiquillo; el bigote que lleva en la cara lo usurpa... Acabará usted consiguiendo que se rían de su persona todos los del buque...»

Ortiz de Pinedo posee dichas prendas y que está llamado a ser o es ya un novelista de no corto mérito. Dotado además de un juicio recto y severo, vale para dar excelentes lecciones morales, sin emplear en ello impertinentes discursos, sino consiguiendo que nazcan o se deriven de los mismos sucesos que cuenta.

Allí atrajo también á algunos hijos de vecinos pobres, y con las limosnas que él mismo pedía, y sacrificando sus escasísimos ahorros, pudo luego alquilar un departamento en una casa de vecindad de la Alameda, donde en Julio de 1725 llegó á reunir, con cierto carácter de escuela, á muchos niños, consiguiendo también comprar vestidos á 18 de los más abandonados, los cuales se recogieron y allí pasaron las primeras clases de enseñanza.

Es una superstición ridícula, , absurda, pero trágica, peligrosa, porque ofrece a los malvados, a los criminales, a los ignorantes, los medios de triunfar en la vida, de salirse con la suya, de conseguir lo que quieren dándoles los medios de evitar el castigo, burlando en la tierra la justicia de los hombres, y consiguiendo de Dios el perdón de la condenación eterna, por el sencillo medio de la invocación de un nombre de santo, o de una palabra latina que, como un sésamo ábrete, franquea al devoto las puertas del cielo.

A la misma hora en que tantos miles de seres morían en masa, borrándose pueblos enteros de la superficie del planeta, él vivía sometido á una mujer, y encontraba muy dulce esta servidumbre... Una tarde, en el bar de los salones privados, Alicia le habló con resolución. Necesitaba hacer el gran juego. Ya estaba harta de «trabajar» con pequeñas cantidades, consiguiendo ganancias modestas.

Pero estos inicuos animalejos le habían declarado una guerra cruel; no perdonaban medio de molestarle y exasperarle, consiguiendo á veces ponerle en un estado de irritación vecino de la locura. Los rasgos sobresalientes de su carácter eran la honradez y la independencia. Mas no dejaba de ser afable con todo el mundo y se dejaba acariciar de cualquiera, aunque sin hacer aspavientos.