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ISIDORA se reclina en el sofá y cierra los ojos. Pero no pudiendo dormir, habla consigo misma.=

Para ser periodista político no se necesita más que tener mala intención. «¡Pero , Antonio, me dirás , no tienes mala intenciónEs verdad: yo no la tengo, pero a veces hago un esfuerzo y consigo tenerla.

La verdad tiene una hermosura, que puede satisfacer al entendimiento; la bondad lleva consigo una belleza capaz de atraer á la voluntad. Si verò aliquid occurret, quod verisimile videatur, humanissima completur animus voluptate. Cicer. Quaest.

Ningún problema, por arduo que fuese, referente á los deberes del hombre consigo mismo y con los demás dejaba de tener solución adecuada en aquella linda cabeza rizada.

En Enero del 76, había conseguido domarle hasta el punto de que le llevaba consigo a la oficina, teníale allí ocupado en ordenar papeles o en tomar algún apunte, y por las noches solía llevarle a la tertulia del café, donde estaba el pobre chico como en misa, oyendo atentamente lo que se decía, y sin desplegar sus labios.

¿Qué me importa? Nadie más soberbia que yo, y me humillaré, sin embargo, y besaré el suelo, si es preciso; se trata de Quilito que, por mi boca, va a pedir lo suyo. Para nada quiero: cáscaras comería, antes que poner los pies en esa casa. Y si nada consigo, me quedará la conciencia tranquila, por haber tentado todos los medios de salvarle.

Adriana, para avivar la sugestión de este recuerdo, solía leer aquel poema francés en que un amante muerto sale melancólicamente de la tumba, llama a la habitación de su amada y murmurándole palabras de lúgubre ternura, la lleva consigo al cementerio.

El fanatismo religioso estaba á la sazon en todo su vigor entre los árabes: acababan de arrastrar consigo al grito de no hay mas Dios que Dios las naciones de Asia y Africa, y se sentian con entusiasmo para ir á clavar el estandarte del Profeta en los mas apartados límites de Europa.

Hacíase fuerza y peleaba consigo mismo por desechar y no sentir el contento que le llevaba a mirar a Camila.

Este al día siguiente vino a enterarse de cómo había pasado la noche, y tuvo la amabilidad de conducirle hasta el colegio; al dejarlo a la puerta, le prometió venir a buscarle y llevarle a almorzar consigo. Y así fue; pero en vez de llevarle a la fonda donde alojaba, prefirió irse a almorzar al restaurant del Iris.