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Efectivamente, tan pronto como Amaury se acomodó en un asiento, le tomó el doctor la mano y mirándole fijamente, le dijo: Escúchame, Amaury: y yo somos como dos soldados que han peleado juntos en el campo de batalla; nos conocemos mutuamente, tenemos perfecta idea de nuestro valor y de nuestras fuerzas, y así podemos hablarnos con toda sinceridad, con absoluta franqueza. ¡Ay! repuso el joven.

Grande fué su tristeza cuando al despertar en un hermoso día de Mayo se encontró entre las obscuras paredes de la casa que conocemos en la calle de Válgame Dios; y esta tristeza aumentó cuando la llevaron al convento-colegio de ciertas hermanas de una Orden famosa, que enseñaban á las niñas del barrio lo poquito que sabían.

El tal Cienllamas y Chispa y Redina comenzaron a sacalle arrastrando, diciéndole, entre algunos puñetes y mojicones: No penséis, ladrón, que os habéis de escapar con esos embustes de nuestras manos; que ya os conocemos.

Aquella noche Cándida, la huesuda señorita que ya conocemos, en vez de ir a besar la mano al P. Melchor y sentarse a su lado y cuchichear toda la velada, fue a hacer lo mismo con el P. Norberto. ¿Por qué esta deserción? En la tertulia nadie lo sabía más que los interesados y D.ª Rita.

M. Jacquet no pudo tener conocimiento de ellos, pero suponia sinembargo su existencia y dice: «Quant aux Bissays, je pense qu'ils posssèdent un alphabet et une ortographe», fundándose, para decir esto, en que uno de los historiadores de Filipinas refiere que el P. Oriol, redactó un vocabulario de la lengua Visaya y lo escribió todo de su letra. Desdichadamente no conocemos tan precioso documento.

Cuando el fuego calienta la mano tenemos percepcion intuitiva de la sensacion del calor, en cuanto se halla en nosotros; si suponemos que esta sensacion es realmente un efecto de la actividad del fuego, conocemos la relacion de nuestra sensacion á dicha actividad considerada en general é indeterminadamente, como orígen de nuestra sensacion; pero no conocemos intuitivamente la actividad en misma, porque esta como tal, no está representada en nuestra sensacion.

Otros hubo que dijeron: "Esta vieja, sin duda, debe de ser bruja, y debe de estar untada; que entre los que la conocemos, más fama tiene de bruja que de santa."

Afectamos, pues, hacer ascos de lo que tenemos para dar a entender a los que nos oyen que conocemos cosas mejores, y nos queremos engañar miserablemente unos a otros estando todos en el mismo caso. Este medio saber nos impide gozar de lo bueno que realmente tenemos, y aun nuestra ansia de obtenerlo todo de una vez nos ciega sobre los mismos progresos que vamos insensiblemente haciendo.

aquí como conocemos el yo. La conciencia nos manifiesta su actividad pensadora; esta es la materia suministrada por el hecho; pero luego viene el principio, la verdad objetiva, iluminando el hecho, mostrando la repugnancia entre el pensamiento y la composicion, el enlace necesario entre la simplicidad y la conciencia.

Sólo los que conocemos la corriente de este río podemos comprender lo que representó aquella expedición, curso arriba y con buques de vela. Llevaban quince caballos para sirgar los barcos por la orilla en los pasos difíciles. Cuatro veces los huracanes rompieron las arboladuras de las embarcaciones.