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Actualizado: 22 de junio de 2025


Perdonad dijo Juan Montiño ; estaba, y lo estoy, fastidiado; os he confundido con esa turba que me miraba sonriendo, y acaso por equivocación os he ofendido... Perdonad, yo no os conocía, no os había visto hasta hoy. Y tendió su mano al alférez.

continuó ella, yo soy rica. Usted se maravilla. Conociendo la vida que llevamos ... Este es un secreto que sólo confío á quien debo confiarlo: á usted, única persona que ... El uso que yo pienso hacer de esa riqueza, ya usted lo ha comprendido. Yo no debo hacer declaraciones innecesarias. Nosotros nos hemos comprendido, hemos confundido nuestros propósitos en uno sólo, ¿no es verdad?

En medio de las tinieblas solo se sentia á veces, confusamente, el ruido casi subterráneo del Ródano, estrechado entre peñascos formidables y aun escondido en cierto trecho en abismos que nadie ha podido sondear; ruido que se perdia, como la voz grandiosa de la naturaleza, confundido con el del tren la voz de la industria humana en las lejanas concavidades del complicado laberinto de cerros.

Me encontraba solo en mi pieza particular, fumando y completamente confundido en la empresa de resolver el problema de las cartas del muerto. De un salto me puse en pie para recibir a Mabel, que estaba encantadora y muy elegante con sus ricas y abrigadas pieles.

Pero el bastardo imperial hacía en Leganés una vida demasiado villana, confundido con los otros chicos del pueblo, y entonces Luis Quijada, mayordomo del César, y el único que sabía quién era aquel niño, se lo llevó á Villagarcía, de donde era Señor, y lo confió á su mujer, sin revelarle el secreto; por lo que esta ejemplarísima señora llegó á concebir tristes sospechas, que amargaron su vida hasta que, muerto ya el Emperador, hizo pública la verdad el rey D. Felipe II, reconociendo como príncipe y hermano suyo al que había de ser el primer guerrero de su tiempo.

Quiso llevarse de allí á su hijo inmediatamente y se desesperó porque no podía hacerlo. Lo trasladaría tan pronto como se lo permitiesen, erigiéndole un mausoleo igual á los de los reyes... ¿Y qué iba á conseguir con esto? Cambiaría de sitio un montón de huesos; pero su carne, su envoltura, todo lo que formaba el encanto de su persona, quedaría allí confundido con la tierra.

Pero Rafael se revolvía furioso contra su resistencia. ¡No verla! ¡transcurrir meses y meses en mortal espera! Una sola noche sin sentir su cuerpo confundido con el suyo, sería la desesperación. Acabaría por entregarse a la mortal tristeza de Maquia; se pegaría un tiro como el poeta italiano.

A este salón venía muchas veces Lázaro en busca de algo para leer, o por entretenerse ordenando lo que allí estaba confundido. Abría un balcón que daba al jardín, y, respirando el grato aroma de los tilos cercanos, dejaba pasar el tiempo o se abismaba en sus eternas dudas.

Yo lo pensé, yo lo concebí envuelto en impresiones disparatadas y confundido con ideas enteramente absurdas. ¡Misterios del cerebro, desórdenes de la ideación! Es que la inspiración poética precede siempre a la verdad, y antes de que la verdad aparezca, traída por la sana lógica, es revelada por la poesía, estado morboso... En fin, que yo lo adiviné, y ahora lo .

Pero el tiempo y el desórden en las construcciones de la gran ciudad han confundido los escenarios del drama, de tal manera que el observador no necesita de largas peregrinaciones al traves de los barrios desiertos para descender al abismo de miseria y degradacion que se esconde bajo el oropel y la ostentosa opulencia de una industria exuberante pero viciosa en su organismo.

Palabra del Dia

rigoleto

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