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Actualizado: 11 de mayo de 2025
Aún recordaba ella, como si fuera ayer, cuando lo compraron en el mercado de Sagunto, pequeño, sucio, lleno de costras y asquerosidades, como un jaco de desecho. Era alguien de la familia que se iba.
7 Mas habido consejo, compraron con ellas el campo del alfarero, por sepultura para los extranjeros. 10 y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor. 11 Y Jesús estuvo delante del gobernador; y el gobernador le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? 12 Y siendo acusado por los príncipes de los sacerdotes, y por los ancianos, nada respondió.
La situación del matrimonio seguía difícil y sin mejorar, cuando un día Menchaca, jugando con unas pistolas, no se sabe si inadvertida o intencionadamente, se pegó un tiro en la sien y cayó muerto. Al año Hortensia celebró su matrimonio con don Matías Cepeda; compraron la casa de la calle de la Aduana y la arreglaron.
Y preguntándole al asturiano qué habían de comprar, les respondió que sendos costales pequeños, limpios o nuevos, y cada uno tres espuertas de palma, dos grandes y una pequeña, en las cuales se repartía la carne, pescado y fruta, y en el costal, el pan; y él les guió donde lo vendían, y ellos, del dinero de la galima del francés, lo compraron todo, y dentro de dos horas pudieran estar graduados en el nuevo oficio, según les ensayaban las esportillas y asentaban los costales.
Con los grandes productos, que sacaron las cofradías del teatro de la Cruz, compraron en el año de 1582 otro corral con sus accesorias en la calle del Príncipe, y lo convirtieron también en teatro, tomando á aquél por modelo.
E destos maravedís que á este precio compraron muchas personas de sus reinos, les mandaba dar sus privilegios para que fuesen situados en cualesquier rentas de las cibdades, villas é lugares de sus reinos, para que los oviesen é llevasen todos los años fasta que les mandasen volver las quantías de maravedís que por ellos dieron.
Le compraron también naranjas. La noche avanzaba, y el tránsito se hacía difícil por la acera estrecha, resbaladiza y húmeda, tropezando a cada instante con la gente que la invadía. «Verás, verás, ¡qué nacimiento tan bonito! le decía Jacinta para calmarle ¡Y qué niños tan guapos! Y un pez grande, tremendo, todo de mazapán, para que te lo comas entero». ¡Gande, gande!
Compraron dulces para la niña, estuvieron un rato viendo bailar al son de la gaita; después se pararon delante de la giraldilla; por último, se fueron a donde sonaba el violín y el arpa, y tuvieron ocasión de ver entre las parejas a su hermano Pablo estrechando la cintura de la hermosa Ramona. Por cierto que, al advertir su presencia, el bizarro joven se inmutó un tanto.
Encima les dieron cien duros y compraron el dulce por arrobas para que se hartasen todos en las Cambroneras.
Y las graves respondían: Por donde ora el sol salía, Por donde ora el sol rayaba. Despidiéronse de cuantos amigos hallaron. La sombra, en efecto, había invadido todo el valle y empezaba á escalar lentamente las montañas. Compraron confites y avellanas tostadas y bebieron unos sorbos de vino para tomar fuerzas.
Palabra del Dia
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