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Actualizado: 20 de junio de 2025
Vosotros, unidos á los perseguidores, atizais la hoguera en que se purifica la fé; mas ¡ay, que entre tanto fomentais la ruina y la despoblacion, contribuís á ahuyentar á los buenos, introducís el cisma entre los perseguidos, corrompeis á los sencillos, avergonzais á los doctos, escandalizais la cristiandad!
Delante de Avignon, en cuyo centro se ostentan aún magníficas ruinas, como las del famoso palacio del Papa, que fué su residencia durante el cisma, no puede uno ménos que recordar á Vaucluse, idear la figura poética de la ingrata pero púdica Laura, y murmurar alguno de los dulces é inmortales sonetos de Petrarca, el rey de los cantores del amor.
De pronto surgía la protesta, el cisma, la herejía. Ya habían hecho bastante de capellanes los que estaban en el altar. Debían ceder las casullas á los que miraban, para que, á su vez, ejerciesen el sagrado ministerio. Esto era lo tratado.
I la mas justa causa que los Reyes Católicos juzgaron para tomar á Navarra, fué el daño que por aquella parte pudiera recibir toda España como hizo el rei de Francia en tomar á Borgoña que es la llave de su reino.... Entre los hombres doctos esto se tuvo entonces por mejor derecho que el de la aprobacion é investidura por el cisma.»
En el acto segundo, Coronica del rey D. Rodrigo con la destruyción de España: Valladolid, 1527; los Romances, de Ochoa, págs. 81 á 90, y Mariana, De Rebus Hispaniæ, lib. VI, cap. 22. Acerca de este drama, consultad el artículo de V. Schmidt, La cisma de Inglaterra: Berlín, 1819. El extracto que sigue del argumento se funda en el que sirve de base al escrito de V. Schmidt, ya citado.
No siempre lo peor es cierto. Gustos y disgustos son no más que imaginación. Dicha y desdicha del nombre. Manos blancas no ofenden. El escondido y la tapada. Cada uno para sí. La desdicha de la voz. Antes que todo es mi dama. Los tres afectos de amor. El pintor de su deshonra. No hay burlas con el amor. Dar tiempo al tiempo. ¡Fuego de Dios en el querer bien! La cisma de Ingalaterra.
Sí, pero Agapo no sabía la razón, él no había de preguntárselo. ¡Quién sabe las penas que sufriría la pobre tía! ¡si ella, pudiera! ¡cómo no consolarla, si le era tan simpática! Entonces, la idea del cisma que la separaba de aquella familia hacía nublar su dulce mirada.
Triste condicion de los mozárabes cordobeses: cisma introducido entre ellos: retrato ligero de algunos apóstatas: 342. Iglesias y monasterios de los mozárabes: forma general de las basílicas: 347. Santos y doctores insignes que florecieron en ellas: 357. Culto y ritual mozárabe: 359. Los monasterios de la ciudad y de la sierra, y mártires que produjeron: 361.
Muchos católicos sueñan con canonizar a Felipe II por la crueldad fría con que exterminaba a los herejes: el tal rey no tenía otro catolicismo que el suyo; era un heredero del cesarismo germánico, eterno martillo de los papas. Arrastrado por la soberbia, bordeaba continuamente el cisma y la herejía.
Las grietas en la estructura dieron espacio para el aire y la luz, en un tiempo en que nuevas corrientes empezaban a soplar y nueva luz a brillar. Veinte años antes del cisma de Lutero, Colón había descubierto el nuevo mundo. Copérnico, muerto en 1543, dejó su enseñanza al mundo en que el protestantismo acababa de establecerse.
Palabra del Dia
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