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Actualizado: 5 de junio de 2025
No era una invasión que se contiene con las armas: era una civilización joven que echaba raíces por todos lados. El principio de la libertad religiosa, eterno cimiento de las grandes nacionalidades, iba con ellos. En las ciudades dominadas, aceptaban la iglesia del cristiano y la sinagoga del judío.
A pocos metros de distancia del puerto esté, sobre la márgen izquierda del Magdalena, la boca del canal, abierta mas bien por el empuje natural de las aguas que por el esfuerzo de los ingenieros; pero al dejar el gran rio, donde el caudal opulento de las ondas lo hace todo, lo primero que se ve en el Dique es el casco despedazado del vapor Calamar, el único que habia navegado allí, y los escombros de una compuerta derrumbada á causa de la debilidad del cimiento deleznable.
Encima de todo esto, una larga tabla en figura de media, pintada de negro, fija en la muralla y perpendicular á ella, servía de muestra principal. En el interior todo era armonía y buen gusto; en el trípode del centro tenían poderoso cimiento las caderas de doña Ambrosia, y más arriba se ostentaba el pecho ciclópeo y corpulento busto de la misma.
La familia inglesa, seguro cimiento de la moral pública, vive en el órden y en las afecciones: con sus excelentes circunstancias educa buenos hijos para la sociedad, y buenos ciudadanos para la patria. El legislador que organice un hogar doméstico con sabia economía, trabaja en pro de la sociedad, que es su reflejo.
A primera vista se presenta quizás como un mero cimiento del edificio científico: pero en este cimiento, si se le examina con atencion, se ve retratado el edificio entero: es un plano en que se proyectan de una manera muy visible, y en hermosa perspectiva, todos los sólidos que ha de sustentar. Importa mucho acaudalar ciencia, pero no importa menos conocer sus límites.
Con solo prescindir de lo finito se hunde todo su discurso, sin que ningun esfuerzo sea bastante á evitarlo; se halla en el caso de un arquitecto á quien, habiendo construido una soberbia cúpula, se le exigiese que la sostuviera, quitando el cimiento al edificio. Yo existo, yo pienso, yo siento.
No busco un primer principio tal que ilumine por sí solo todas las verdades, ó que las produzca, sino una verdad que sea condicion indispensable de todo conocimiento; por esto no la llamo orígen, sino punto de apoyo: el edificio no nace del cimiento pero estriba en él.
Si se trata de un hecho aislado, de una anécdota, que apenas ofrecería asunto para una sola escena, y de la cual se ha de formar un drama, siempre tiene preparada una invención á propósito, y sabe enlazarla con tanto arte al cimiento en que descansa, que forma el conjunto más bello y rico que puede desearse.
Entre tanto el axioma sirve admirablemente para cimentar un raciocinio extravagante, dar peso á un juicio disparatado, ó desvanecer una dificultad apremiadora: y cuando se ofrecen al espíritu dudas sobre la verdad de lo que se defiende, cuando se teme que el edificio no venga al suelo con fragorosa ruina, se dice á sí mismo el espíritu: «no, no hay peligro; el cimiento es firme; es un axioma, y un axioma es un principio de eterna verdad.»
Sí: ella es la que ilumina y consuela al verdadero filósofo, y ciega y perturba al orgulloso sofista; ella es la que el verdadero filósofo llama Dios, á quien acata y adora en el santuario de su alma, y la que el filósofo insensato apellida el yo con profanacion sacrílega; ella es la que considerada con su personalidad, con su conciencia, con su inteligencia infinita, con su perfectísima libertad, es el cimiento y la cúpula de la religion; ella es la que distinta del mundo le ha sacado de la nada, la que le conserva, le gobierna, le conduce por misteriosos senderos al destino señalado en sus decretos inmutables.
Palabra del Dia
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