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Actualizado: 19 de junio de 2025
Vemos en el Adviento como la preparación ó prólogo de este conmovedor espectáculo; después en la fiesta de Navidad, el nacimiento del divino Redentor; en la de los Inocentes y Epifanía, la importante conmemoración de su infancia y juventud; en cada una de las festividades que forman el ciclo pascual, el recuerdo de su pasión y resurrección, con sus circunstancias más notables; y por último, en la fiesta de la Ascensión, el acto final de su divina vida.
Los instantes de dicha y de abandono, ciclo de la pasion; la duda inquieta del desden fingido, tormento abrasador, que con lágrimas baña las pupilas y de ira el corazon; el tembloroso afan de la respuesta y del primer favor; el nervioso delirio de los celos, que turba la razon. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Mas ¿dónde hallar una mujer que sepa comprender mi dolor? ¿Dónde encontrar una mujer, esclava del mismo afan que yo? ¿Una no habrá en el mundo que me escuche, que sienta así el amor? ¿Una no habrá en el mundo, que me quiera mentir por compasion?
En castellano, mejor es no leer la traducción que hay, que es de Hermosilla; porque las palabras de la Ilíada están allí, pero no el fuego, el movimiento, la majestad, la divinidad a veces, del poema en que parece que se ve amanecer el mundo, en que los hombres caen como los robles o como los pinos, en que el guerrero Ajax defiende a lanzazos su barco de los troyanos más valientes, en que Héctor de una pedrada echa abajo la puerta de una fortaleza, en que los dos caballos inmortales, Xantos y Balios, lloran de dolor cuando ven muerto a su amo Patroclo, y las diosas amigas, Juno y Minerva, vienen del cielo en un carro que de cada vuelta de rueda atraviesa tanto espacio como el que un hombre sentado en un monte ve, desde su silla de roca, hasta donde el ciclo se junta con el mar.
Este polvo animal y vegetal nutría á las especies más numerosas, para que ellas á su vez sirviesen de pasto á los grandes nadadores armados de dientes. La ballena, el más voluminoso de los habitantes oceánicos, cerraba este ciclo destructor en el que se devoran unos á otros para vivir. El gigante pacífico y sin dientes mantenía su organismo sólo con plancton, absorbiéndolo á toneladas.
De noche, un hombre toca un botón, los dos alambres de la luz se juntan, y por sobre las máquinas, que parecen arrodilladas en la tiniebla, derrama la claridad, colgado de la bóveda, el ciclo eléctrico. Lejos, donde tiene Edison sus invenciones, se encienden de un chispazo veinte mil luces, como una corona.
Usted sabe que yo pinto, ¿verdad? Pinta unos cuadritos que parecen música; todos llenos de una luz que sube; con muchos ángeles y serafines. ¿Por qué no nos enseñas el último, Ana mía? Es lindísimo, Pedro, y sumamente extraño. ¡Adela, Adela! De veras que es muy extraño. Es como en una esquina de jardín y el ciclo es claro, muy claro y muy lindo.
Yoshi explica en diciembre de 1998: "Mi lengua materna es el japonés. Al haber realizado mis estudios de tercer ciclo en los Estados Unidos y trabajado en informática, he llegado a ser bilingüe japonés-inglés americano. Siempre me he interesado por otras lenguas y culturas, lo que me llevó a aprender ruso, francés y chino sobre la marcha.
Los versos no se han de hacer para decir que se está contento o se está triste, sino para ser útil al mundo, enseñándole que la naturaleza es hermosa, que la vida es un deber, que la muerte no es fea, que nadie debe estar triste ni acobardarse mientras haya libros en las librerías, y luz en el ciclo, y amigos, y madres.
¿Conque usted es la señora del señor de Maltrana? repitió otra vez, no sabiendo qué decir . Vaya, vaya... Que Dios la bendiga y la dé muchos hijos, para que la acompañen en el ciclo... Tiene usted cara de buena; el señor de Maltrana también es bueno, aunque algo olvidado de la salud del alma. Usted le guiará por el buen camino: las señoras, para estos casos, saben más que nosotros.
Los ánimos de los asistentes estaban dividídos entre el caballero azul y el blanco: á la reyna le palpitaba el corazon, haciendo fervientes ruegos al ciclo por el color blanco.
Palabra del Dia
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