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Actualizado: 10 de junio de 2025


Talento sólido y bien nutrido, sagaz observador y pintor felicísimo de costumbres, Andrés Ruigomez hubiera alcanzado en Francia, con aliento para sus primeros pasos y recompensa para sus primeros merecimientos, una reputacion no menor que la de Paul de Kock, á quien vence en la profundidad de las ideas y no cede en la fuerza del chiste.

Hoy, si a la imaginación le exijen que versos , no se invoca al Helicón: sólo se pide al garçon una taza de café. Y, en vez del estro sincero que al corazón conmovía, se escribe una poesía con una pluma de acero, un chiste y una ironía. Musa que en mi edad pasada me inspiraste cariñosa cantos de amor, ve y reposa. Hoy necesito una espada, ríos de oro y acre prosa.

Quien más se adelantó en esto fue el propio amo de la casa, el señor don Alvaro Roldan, que era muy tentado de la risa. En varias ocasiones, hallando a Juanita sola, la requebró con más fervor que chiste y finura, y Juanita, que veía en aquel caballero sujeto a propósito para descargar su mal humor, le respondía siempre con feroz desabrimiento o con sangrienta burla.

¡Es un caso de gran pasión! gritó uno de los compañeros de Castilla. Si no vas te tomará por un marica. Y nosotros también. Otro hizo un chiste que provocó carcajadas ruidosas, y como Muñoz no respondiera, comenzaron a dar fuertes golpes en la puerta.

Lo singular y plausible es que mi padre es otro hombre cuando está en casa de Pepita. Ni por casualidad se le escapa una sola frase, un solo chiste de estos que prodiga tanto en otros lugares. En casa de Pepita es mi padre el propio comedimiento. Cada día parece además más prendado de ella y con mayores esperanzas del triunfo. Sigue mi padre contentísimo de como discípulo de equitación.

¿Qué pájaro me habrá dicho a que doña Rufinita no quiere ser buena, y enreda en la iglesia y descompone el coro cuando canta? Carcajada general. Las niñas ríen de todo corazón y el templo retumba devolviendo el eco de la alegría desde la bóveda blanca, llena de luz que penetra por ventanas anchas de cristales comunes. Todo lo que dice allí el Magistral se ríe; es un chiste.

Le estoy oyendo a usted, doctor, y parece que me hacen cosquillas, ¡qué arsenal más variado de chascarrillos tiene usted! ¿de dónde saca usted tanto chiste y tanta memoria? Porque la verdad es que se necesita memoria... ¡vaya si se necesita! ¡siempre tan oportuno este querido doctor! Y los dos se reían y no quedaban serios, sino cuando llegaban al inciso negocios y demás ítemes correspondientes.

Había comprendido el chiste de la avena que se había de comer el otro y fingió creerse vencido. Señores dijo corriente, no se hable más de esto; yo pago la callada. Casi siempre pasaba él allí por el más ignorante, y el ver a Ronzal objeto de burla general, le puso muy contento.

Para no fatigar á los que me lean no seguiré extractando aquí el inmenso cúmulo de acusaciones que lanza contra los jesuítas el autor anónimo. Recomendaré, sin embargo, la lectura del capítulo El Mujerío, porque tiene muchísimo chiste.

Pues si llega a tener espíritu santo la familia añadió Pepe nos quedamos sin una gota de sangre. Al oír este chiste impío, Tirso no pudo aguantar más.

Palabra del Dia

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