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Actualizado: 3 de mayo de 2025
Los del grupo de éste le persuadían de que una bofetada no tenía valor alguno cuando la daba un ser tan insignificante como Grass. Todos por acuerdo tácito hablaban en falsete. No se oía más que un murmullo suave como el de un confesonario. Pero la voz fuerte, estridente de Timoteo rompía de vez en cuando aquel silencio. ¡Lo que yo quiero saber es por qué me pega a mí ese tío gordo! ¡Chis! ¡chis!
¡Cállese usted! ¡No sea usted estúpido, hombre! ¡Chis, chiis, chiis! Al fin callaron todos y pudo oírse la fogosa melodía de Verdi, interpretada con singular delicadeza. La voz femenina que salía por los entreabiertos balcones rasgaba la atmósfera acuosa del exterior vibrando con fuerza por el ámbito de la plaza y yendo a perderse en las encrucijadas de la villa.
La generala se bebió el vaso de agua sin gana. Eh, chis, chis, Miguelito, ¿a dónde tan decidido? Al Retiro. Para los pies, chavó, y entra a tomar una cañita conmigo y estos señores. Miguel se detuvo y sonrió al ver a su primo Enrique sentado a una mesa del café Imperial al lado de la ventana y rodeado de varios toreros.
Trató de evitar el saludo pasando á la acera contraria; pero el viejo, que no estaba tan borracho como suponía, le conoció perfectamente y le chicheó. ¡Eh! ¡Chis! Velázquez... Atraca, hijo... ¿Dónde va el hombre? Pues... á ninguna parte. Estoy tomando el fresco... y pensando en lo divertido que estará ahora su sobrino. ¡No lo creas!... Mi sobrino es un gallego desorejado.
Pero debo ir solo, enteramente solo, sí señor; les cogeré in fraganti... ¡Silencio...!, ¡chis!... La ley me autoriza a hacer un escarmiento... pero horrible, tremendo... ¡Silencio digo!». Y salió de estampía, como una saeta. Viéndole correr, se reían Izquierdo y el Tartera. El infeliz Ido iba derecho a su camino sin reparar en ningún tropiezo.
Pero nada; ni un solo transeúnte detuvo el paso para decir: «¡Eh, chis, chis, venga La Abeja, muchacho!» Los chicos corrían, corrían siempre gritando furiosamente, y yo los seguía jadeante: la hoguera de mi entusiasmo se iba apagando a medida que entraba en calor.
Palabra del Dia
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