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Actualizado: 2 de junio de 2025


De La Rioja ha salido el doctor Castro Barros, diputado al Congreso de Tucumán y canonista célebre; el general Dávila, que libertó a Copiapó del poder de los españoles en 1817; el general Ocampo, presidente de Charcas; el doctor don Gabriel Ocampo, uno de los abogados más célebres del foro argentino, y un número crecido de abogados del apellido de Ocampo, Dávila y García, que existen hoy desparramados por el territorio chileno, como varios sacerdotes de luces, entre ellos el doctor Gordillo, residente en el Huasco.

Dos unitarios de San Juan han caído en su poder: un joven Castro y Calvo, chileno, y un Alejandro Carril. Quiroga le pregunta a éste: «¿Cuánto da por su vida?» «Veinticinco mil pesos» contesta . «¿Y usted, cuánto dadice al otro . «Yo sólo puedo dar cuatro mil; soy comerciante y nada más poseoSe conoce, en efecto, que es comerciante.

No es posible romper bruscamente con nuestras ideas y sentimientos, con lo que constituye nuestro carácter, sin que la ruptura produzca vivo dolor. Por esta época vino a visitarle un caballero chileno, aficionado a la zoología y dedicado también a la especialidad de las mariposas como él. Venía de Alemania y se disponía a regresar a su país.

Así, cuando mi amigo el poeta chileno Soffia, que representa a su país en Colombia, llegó a Honda, visto su volumen considerable y para mayor seguridad, se le dio una robusta mula de carga, que, sin el menor discernimiento entre un cajón de loza y un diplomático, se echaba al suelo en el acto que el jinete la detenía, lo que no contribuía, para éste, a aumentar los encantos del viaje.

Era un chileno viejo llamado señor Juanito; pero las gentes del país, siempre predispuestas á cortar las palabras, sólo dejaban dos letras del tratamiento respetuoso á que su edad le daba derecho, llamándole ño Juanito. Siempre que abría su boca dejaba sumido á Ovejero en una resignada humildad.

Alegre está Garay con la venida De aquesta armada al puerto paragueño, Y puede por aquí ser socorrida La gente y el gobierno del Chileño. De ser esta carrera mas seguida La gloria se le debe al Estremeño, Que aunque en lengua de muchos esto estaba, El fuè quien á la obra mano echaba.

Llegó á caballo, adivinando que el aviso del patrón debía ser para un viaje largo. Desmontó, y Pirovani fué á su encuentro, dándole palmaditas en la espalda para hacer patente de este modo la confianza afectuosa que ponía en él. Unas veces le llamaba «chileno» con tono cariñoso; otras, «roto», denominación irónica que se da á mismo el populacho de Chile.

La muerte de Villafañe ocurrió en territorio chileno. Su matador sufrió ya la pena del talión: ojo por ojo, diente por diente. La justicia humana ha quedado satisfecha; pero el carácter del protagonista de aquel sangriento drama hace demasiado a mi asunto para que me prive del placer de introducirlo.

Palabra del Dia

lanterna

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