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Actualizado: 6 de noviembre de 2025
Va por la calle deseando que alguien le tropiece; y cuando no lo hace nadie, tropieza él a alguno; su honor entonces está comprometido, y hay de fijo un desafío; si éste acaba mal, y si mete ruido, en aquel mismo punto empieza a tomar importancia; y entrando en otra casta, como la oruga que se torna mariposa, deja de ser calavera lampiño.
Además, le revelaré que todos estos hombres forzudos son descendientes de los militares y los personajes masculinos que monopolizaban el poder antes de la Revolución. Ahora viven aparte, formando una casta especial, y, ¿por qué no decirlo?, están sometidos á la esclavitud, y sólo la muerte puede librarles de ella. No lo hacemos por venganza, sino por necesidad y conveniencia.
Y usted la respondí con ganas de meterle la cabeza en el rescoldo , tan alegre como unas pascuas por eso mismo. Pero ¿qué casta de criatura es usted? ¡Señor replicó ahogándose de repente con un sollozo , lo único que sé es que soy una mujer muy desdichá! Salió llorando, y yo me quedé con remordimientos de haber despertado en ella aquel dolor con la sequedad de mi pregunta.
Yo no sé de dónde las has sacado, pues ni son de la casta de tu padre ni de la de tu madre; pero en cada familia hay un Judas. «¡Ni al mismísimo demonio que no piensa sino en el modo de condenar a un cristiano murmuraba Momo , se le ocurre otra!
A lo menos en casa bien lo estuvimos sin comer. No sé yo cómo o dónde andaba y qué comía. ¡Y velle venir a medio día la calle abajo, con estirado cuerpo, más largo que galgo de buena casta!
Enterada doña Lupe, en aquellos secreteos que con su amiga Casta tenía, de que los de Santa Cruz se habían marchado a veranear, tomó pie de esta circunstancia para endilgarle a su sobrina otro discurso, aunque en tono menos catilinario que los anteriores.
A poco llegó el practicante que sólo hacía servicio en la botica por las noches, y llevándole aparte, le dijo Segismundo: «Amigo Padilla, hoy mismo le voy a proponer a doña Casta que vengas de día, porque esta calamidad de Rubín tiene la cabeza como un cesto, y me temo que si se queda solo envenene a toda la parroquia». iv
Si Ana, asustada, otra vez buscaba amparo en los ojos del Magistral, huyendo de los otros, no encontraba más que el telón de carne blanca que los cubría, aquellos párpados insignificantes, que ni discreción expresaban siquiera, al caer con la casta oportunidad de ordenanza.
Mas ahora lo que ha sucedido es, que de la extravagancia de sus sistemas han tomado motivo algunos modernos para errar en la Filosofía y en la Religion; porque si bien se mira, los sectarios del tiempo presente son una casta de Eclécticos de mala condicion, pues andan tomando de todos los modernos, y de los antiguos, que coinciden con ellos, quanto les hace al caso para hacer una junta de errores; al reves de los buenos Eclécticos, que entresacando las doctrinas de todos los Filósofos, procuran hacer una junta de verdades.
Quedose sola Fortunata con la chiquilla; pero no pudo vigilarla, porque toda la tarde estuvieron entrando visitas. Primero fue doña Casta Moreno, viuda de Samaniego, con sus hijas, dos jóvenes muy bien educadas o que se lo creían ellas.
Palabra del Dia
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