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Actualizado: 14 de junio de 2025
El caso es dar con la mujer, con el ave fénix murmuró Miranda meditabundo . No, lo que es niñas casaderas no faltan; pero yo ahora perdí el rumbo aquí.... Dime tú.... ¡Niñas de aquí! ¡Líbrete de ellas Dios! Más temibles son que el cólera. ¿Sabes tú las exigencias que tiene cualquiera de esos angelitos? ¿Sabes tú cómo las gastan?... De modo que.... La mujer que tú necesitas está en León mismo.
No, señora dijo la omnipotente charlatana, sobre todo cuando se tiene hija o nieta casaderas. Y viendo a lo lejos a una de sus amigas, saludó con prisa a la abuela para correr a la recién llegada y emprender con ella el chisme del día. Abuela, me pones en evidencia dije furiosa por las murmuraciones de que era objeto. No te importe, hija mía dijo la abuela siempre filósofa.
El escritor dirige a las jóvenes un discurso, muy bien hecho a fe mía, en el que les dice poco más o menos: «Soñad con un marido, unos hijos y un hogar; es legítimo. Tratad de ser unas muchachas casaderas tan cumplidas, que el dejaros por cuenta atestigüe una inverosímil ceguera.
En vano iba conferenciando con todas las niñas casaderas de la población, para arrancarles la promesa de asistir, lo cual, en verdad, no le costaba gran trabajo. Mas en cuanto el papá se enteraba, fruncía el entrecejo y decía gravemente: Ya veremos, don Mateo, ya veremos. Este veremos significaba, las más de las veces, una prudente abstención.
Esta mañana, después de misa, me he encontrado delante de la imagen de San Antonio con la de Aimont. San Antonio es menos comprometedor que San José y las muchachas casaderas pueden rezarle sin que todo el pueblo sea informado inmediatamente de que están en instancia con el Cielo para obtener un marido. La de Aimont estaba confusa y yo también.
Nunca habría dejado a la señora Baronesa dijo a madama Norton, si la casa hubiera seguido en el mismo pie de lujo; pero la señora Baronesa tiene cuatro hijos, dos que han hecho locuras, y dos niñas que pronto serán casaderas, y deberá dotarlas. En fin, la señora Baronesa se ve obligada a estrecharse, y la casa no es bastante importante para mí.
La nobleza y la burguesía, encontrando la mayor facilidad para desembarazarse de las hijas sin soltar dinero, preferían darlas sin dote al convento a dotarlas para casarlas. Pero las dificultades de la vida se acentuaban para las jóvenes casaderas y para los conventos que las servían de refugio.
El mediquillo vestía pantalón muy ajustado y combinaba sabiamente los cuernos que entonces se llevaban sobre la frente con los mechones que los toreros echan sobre las sienes. Su peinado parecía una peluca de marquetería. Se llamaba Joaquín Orgaz y se timaba con todas las niñas casaderas de la población, lo cual quiere decir que las miraba con insistencia y tenía el gusto de ser mirado por ellas.
Sin embargo, una muchacha de mi edad que empieza a comprender la vida, y ve de qué regateos son objeto las jóvenes casaderas, no puede tener prisa por dejarse pesar como un saco de dinero. Un marido que se compra no es más tentador que un muñeco de la feria. Y, todavía, se tiene el muñeco por unos cuantos centavos, mientras que el hombre... Sí, ya sé, ya sé replicó la abuela distraída.
Su padre, administrador diocesano que había sido en aquella provincia, se murió el año anterior, dejándole una regular hacienda, setenta u ochenta mil duros, según los bien enterados. Este capital en Lancia le hacía un verdadero potentado. No hay para qué decir que fue el blanco de todos los tiros de las niñas casaderas, su ideal, su sueño dorado. Moro parecía poco inclinado al sexo femenino.
Palabra del Dia
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