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Actualizado: 26 de junio de 2025


En vano algunas maestras intentaron calmar el oleaje prometiendo, para el entrante mes, nuevas consignas: seguían las turbulencias porque aquel Gobierno maldito, no contento con enviarles hoja de desperdicio, para más, daba en la flor de no pagarles.

Estaba resuelto a conquistar el mayor grado de popularidad posible, y al propio tiempo no mostrar hostilidad alguna al Duque; esperando calmar así la oposición de sus partidarios y conseguir, llegado el caso de un rompimiento definitivo, que Miguel apareciese ante el pueblo, no como un hermano perseguido, sino como un ser ingrato y descastado.

Usted no es mi amigo replicó con dureza el joven. Deseo serlo de todo corazón y me sorprende su hostilidad. Sin embargo, no creo haberle dado motivo para que me trate como enemigo, desde la tarde en que juntos volvimos de Rosalinda. Esta alusión a Rosalinda, lejos de calmar al hijo de Miguelina, pareció aumentar todavía su irritación. ¡Detesto el disimulo! exclamó.

La juventud masculina, lo mismo que la femenina, tratan de calmar a la enfurecida Carmelita. El capitán y el alférez echan sobre toda la culpa. Es en vano. La cólera no se apaga hasta que no se descarga de palabras bien ofensivas y pesadas.

Y las contraía, lo por experiencia. Si le hubiera dejado hacer, hubiera dado al traste con mi caja, pero, aunque le quería tiernamente, tuve que calmar su afición desmedida á pedirme prestado, porque vi que muy pronto me pondría en apuro, sin salir de ellos él mismo. Por otra parte, la señora de Freneuse me suplicó que no fomentase con mi dinero los desórdenes de Jacobo.

¿Y la dijo usted eso? Debía decírselo. Ella me oyó. El temporal había terminado, el sol resplandecía sobre la lozana verdura. La dije que la tempestad de su vida se tenía que calmar algún día, y que ese día yo sería aún suyo. Ella suspiró: «¡Si nos hubiéramos conocido antes!...» Yo seguí hablando.

Al fin, la madre subió a acostarlos; el padre, encendiendo el farol, fuese a inspeccionar la costa, y nosotros continuamos velando a nuestro enfermo, que se revolvía en su camastro cual si aun estuviese en alta mar, zarandeado por el oleaje. Para calmar un poco su puntura, calentamos guijarros y ladrillos, poniéndoselos en el costado.

El telar estaba allí, y el tejido y el dibujo creciente de la tela; pero el brillante tesoro del escondite ya no estaba bajo sus pies; la perspectiva de palparlo y de contarlo no existía ya; la noche no tenía ya sus visiones de delicias para calmar los deseos ardientes de aquella pobre alma.

Se observan rigideces tetánicas y una sensibilidad dolorosa de las partes musculares. El café, por su electividad cerebral y por su escitacion, se le usa con maravillosos resultados para calmar la irritabilidad que aumenta la sensibilidad á la accion de los medicamentos y á la violencia de los dolores.

Después me dirigí hacia la Sorbona, donde asistí sucesivamente á varios cursos; tratando de llenar á fuerza de goces espirituales, el vacío que sentía en lo material; mas llegó la hora en que este recurso me faltó y también empezó á parecerme insuficiente. Experimentaba, sobre todo, una fuerte irritación nerviosa, que esperaba calmar paseando. El día estaba frío y nublado.

Palabra del Dia

vorsado

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