Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 21 de mayo de 2025


El domingo siguiente, por la mañana, marchaba yo a casa de doña Hortensia, por las calles de Cádiz. Iba con el corazón en un puño. Temía que me recibieran mal o fríamente; pero no: mi paisana y su hija Dolorcitas me acogieron con grandes extremos de amistad. Estaban preparándose para ir a misa, y yo las acompañé hasta una iglesia próxima.

¿Y no se puede levantar esta baldosa? indicó ella, pisando fuerte en ella. ¿Esta baldosa? repitió Deogracias, poniéndose de pie y mirando a su ama como se mira a la persona de cuya razón se duda . Por poderse... avisando al Ayuntamiento... El teniente alcalde Sr. Aparisi, es vecino de casa... Pero...

Todos creyeron que algún alto personaje, deseoso de guardar el incógnito, había tomado el tren en aquella insignificante estación; cuando en realidad no era otro que Rodolfo Raséndil, caballero inglés, segundón de buena casa; pero, en fin, hombre de no gran fortuna, posición ni rango.

D. Pedro en Vejer en casa de mi primo D. Alonso y desde entonces se prendó de de tal modo, que no ha vuelto a encontrar en toda la Andalucía mujer que le interesara.

Al fin la niña desahogó el pecho oprimido y dijo con voz cortada por los sollozos: Hoy han estado en casa Paulina y Segunda y me llevaron a la tienda de Joaquina antes de venir a la novena... y allí comenzaron a burlarse de ... ¡Me dijeron unas cosas tan malas! ¿Qué te han dicho?

18 Y Balaam respondió, y dijo a los siervos de Balac: Aunque Balac me diese su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la palabra del SE

, pues; porque según la hora será el rumbo que tome; si es de día la llevo al club, a la Bolsa, a la casa de gobierno o a cualquier sitio que tenga salas de espera y puertas de escape; si es de noche, al teatro y en el primer entreacto ¡zas! me le escabullo. Eso puede hacerse con las personas; pero no con los dolores morales. ¡Se hace lo mismo!

En la esquina de la calle del Tribulete despidieron el coche; los chicos sin vacilar fueron derechos a la puerta de una casa vieja y sucia; el mayor se volvió de espaldas y dio con los tacones de sus zapatos rotos algunos golpes; al poco rato abrió una vieja, que dejó escapar al verlos un gruñido nada pacífico; pero su mal humor se convirtió en sorpresa al observar que Hojeda y Miguel atravesaban el portal y seguían a los muchachos; éstos subían decididos la escalera, como hormigas que entran en su guarida; Miguel sacó un fósforo, porque la vieja portera se había retirado con la luz.

A veces, soñando, soñando, y viendo cosas que no existen, es decir, que existen en otra parte, me pregunto yo: ¿Pero no podría suceder que algún día tuviera yo una casa magnífica, elegante, con salones, estufa... y que a mi mesa se sentaran los grandes hombres... y yo hablara con ellos y con ellos me instruyera?. ¿Por qué no ha de poder ser?

Pensaba al propio tiempo que cambiando de lugar cambiarían de cara los sucesos, con noticias que podían salirme al paso cuando menos lo creyera; pensaba también en mi pobre tío, a quien había dejado solo y entristecido por mis mal traducidas preocupaciones; y pensaba, por último, en la tenebrosa noche que estaba ya llegando, y en los peligros de que me cogiera en el camino, aunque no muy largo, de mi casa.

Palabra del Dia

evocaban

Otros Mirando