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Actualizado: 2 de junio de 2025


A Raguet era a quien profesaba Cónsul su odio más terrible. Hasta olfateábalo desde lejos. Pues, en cuanto pisaba la casa, de día o de noche, aunque para nada se acercase a la habitación donde se hallaba la jaula, Cónsul se ponía como fuera de .

El Almirante, ofreció enviar un vapor para activar la referida expedición de armas aparte de las órdenes que tenía dadas al Cónsul Wildman, poniendo inmediatamente á mi disposición todos los cañones que había en los buques de la escuadra española y 62 fusiles Maüser con muchas municiones, que estaban en el Petrell procedentes de la Isla del Corregidor.

Yo, aunque tonta, bien lo que hay aquí, y es que el Primer Cónsul, Emperador, Sultán, o lo que sea, quiere acometer a los ingleses, y como no tiene hombres de alma para el caso, ha embaucado a nuestro buen Rey para que le preste los suyos, y la verdad es que nos está fastidiando con sus guerras marítimas.

Dos hombres, ambos italianos, se detuvieron al verme pasar, para saludarme y desearme ben tornalo. Uno era un abogado, cuya esposa tenía fama de ser una de las mujeres más bonitas de la ciudad, en la cual, aunque parezca extraño, el tipo más notable de belleza es el de cabellos rubios. El otro era el caballero Alimari, secretario del cónsul general inglés, o el «Mayor», como lo denominaban todos.

Bien pueden, para realzar su crédito y levantar su autoridad, reunirse en Junta y colmarle de vítores y aplausos; pero tan entusiasta patriotismo recordará involuntariamente el del Senado romano cuando, después de la batalla de Cannas, dió fervorosas gracias al cónsul Varrón porque no había desesperado de la salud de la patria. Yo no quiero desesperar, ni desespero tampoco.

El marido de su hija era cónsul argentino y hacía años que vivía fuera del país.

Se marchaban: debían pasar la frontera en la misma tarde para presentarse en su cuartel. Habían recibido orden del cónsul. No parecía entusiasmarles su nueva condición; pero don Marcos, por deber profesional, quiso fortalecerlos con un pequeño discurso.

El accidente a que se refería el cónsul había sido horrible.

No soy hipócrita; me alegraría de llegar siquiera una noche en la vida a mi casa como un cónsul, precedido de lictores con las fasces en alto o rodeado de cirios encendidos, como Nuestro Señor Sacramentado cuando se digna visitar a los enfermos.

A mi llegada á Valparaiso encontré tambien á la república Chilena en un estado de agitacion nada propicio para los viages científicos, y provisto entónces de las recomendaciones del cónsul general de Francia en este Estado, pasé á Bolivia, de cuyo gobierno debia yo esperar una buena acogida, y los medios de proseguir mi exploracion continental.

Palabra del Dia

lanterna

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