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Actualizado: 27 de mayo de 2025


Como un bárbaro, ¡qué de atrocidades he cometido sin querer, cuando en los primeros años de mi infancia salía á estudiar por el campo y me instalaba en el tronco cavernoso de un sauce, para leer cómodamente alguna novela ó declamar versos con retumbante voz...! #El baño#

Un sábado por la tarde se colmaron sus desdichas con un inesperado y triste incidente. Salió a pedir en San Justo: Almudena hacía lo mismo en la calle del Sacramento. Estrenose ella con diez céntimos, inaudito golpe de suerte, que consideró de buen augurio. ¡Pero cuán grande era su error, al fiarse de estas golosinas que nos arroja el destino adverso para atraernos y herirnos más cómodamente!

, yo le contaré al squire cómo se casó su hijo mayor con la linda Molly Tarren, y cuán desgraciada ha sido, pero que no ha podido vivir con esa esposa borracha; me deslizaría en vuestro lugar lo más cómodamente posible. Pero ya lo veis, me callo; soy tan conciliador y tan bueno. Estoy seguro de que lo haréis todo por . Estoy seguro de que os proporcionaréis por esas cien libras esterlinas.

Cabalgando cómodamente sobre la teoría de que toda la vida es digno argumento para novelar, aceptamos los hechos más insignificantes y desabridos de la existencia ordinaria, y sobre ellos tejemos cualquier fábula. Así las novelas ó las obras dramáticas resultan, en la mayor parte de los casos, sin fuerza y sin interés, por más que los caracteres estén vigorosamente pintados.

Así hablan los caballos a menudo; y a menudo también los amos. Por una de las calles laterales y antiguas caminan los bípedos de la burguesía, contemplando sin pestañear el fastuoso cortejo de los cuadrúpedos aristocráticos. Cuando se cansan de caminar, toman asiento en las sillas metálicas puestas allí adrede para mirarse cómodamente.

Bien: ellas salen; probablemente la dejarán encerrada, ¿Cómo entro yo? ¿Voy á estar descerrajando puertas? No, señor: usted entrará cómodamente y sin ruido. A ver como es eso, diablo de abate. ¿Recuerda usted aquel vestido de abate que yo tenía allá por los años 10 y 12? ¿Qué he de recordar yo? dijo Claudio, picado y curioso.

Y en cuanto a la ruina de Europa que mi amigo Lobo presiente, yo no la veo tan cercana. Por allá son listos y ya irán pasteleando y allanando dificultades, hasta que todos los hombres, a fuerza de máquinas, ingeniaturas y otras invenciones sutiles, coman mejor, vivan más cómodamente y luzcan trapitos de cristianar de diario.

Palabra del Dia

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