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Actualizado: 1 de julio de 2025


Carmen Tagle la bautizó al punto. Allí está Zumalacárregui dijo a su vecina . Mírala, el cuerpo le pide pendencia. El respetable Butrón se daba a todos los demonios temiendo una catástrofe, y aplicaba el oído en vez del ojo al agujero, a ver si podía pescar alguna palabrilla suelta que indicase el rumbo que tomaba la tormenta.

Pues no lo , Butrón, y me tiene esto muy perpleja... Porque Damián me ha traído varias cartas que le han llegado por el correo y no dónde enviárselas... ¡Si falta en esa cabeza algún tornillo!... Preciso será esperar a que escriba de nuevo, y te encargo mucho que en cuanto recibas sus señas me las envíes de seguida.

D. Juan de Butrón , en un libro de insufrible culteranismo sienta también el principio de que el gusto de una pintura, si con cordura lo recibiésemos, debía levantarnos al conocimiento del amor de Dios y enseñarnos el principio de que procedemos.

Butrón enarcó las formidables cejas, el general Pastor se atusó el largo bigote y don José Pulido, más práctico y menos puntilloso, ensanchó la barbilampiña cara, diciendo suavemente: Con tal de que nos envíe a nosotros otro tanto, aunque sea por mano del moro Muza...

Innecesarios son esta vez vuestros buenos oficios, Chandos, dijo levantándose. Estos valientes caballeros me son muy bien conocidos para necesitar introductor. Bienvenidos á mi ducado de Aquitania sean Sir León de Morel y Sir Oliver Butrón. No, amigos; doblad la rodilla ante el rey mi padre en Windsor; á dadme vuestras manos.

Butrón quiso invocar los fueros de su autoridad, pero ya era tarde... A través de la puerta del fumoir vieron todos adelantarse, por el salón vecino, a una dama muy pequeñita, flaca, que caminaba con menudos pasos sobre sus altos tacones, dando golpecitos en el suelo con el regatón del largo palo de su sombrilla de encajes.

Y todos convinieron en poner pantalones al tranvía, incluso Fernando Gallarta y Gorito Sardona, gomosos del Veloz; y el grave marqués de Butrón, ministro plenipotenciario antes de la gloriosa, y gastrónomo distinguido únicamente después de ella.

No diré yo tal, observó el señor de Butrón, recordando en aquel momento otro de los desastres gastronómicos que tanto lamentaba. Los presagios nunca fallan, y si no dígalo todo el ejército del príncipe Eduardo, que allá en el paso de los Pirineos oyó de repente un trueno formidable en medio del día, sin que una sola nube ocultase el azul del cielo.

El señor de Butrón con sus hombres de armas y el barón seguido de sus escuderos, de Reno, Simón, Tristán de Horla y otros veinte, se lanzaron como leones contra las turbas que por ambos lados habían invadido la cubierta y abriéndose sangriento paso llegaron á lo más recio de la lucha.

Descuide usted, Butrón, pero le encargo también que no tarde en mandármelas si las recibe usted primero. ¡Oh! replicó Butrón con mucha galantería . Imposible es que Jacobo cometa semejante pifia...

Palabra del Dia

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