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Actualizado: 6 de junio de 2025
Por lo que se ve, sigues contando con los chinos. A los primeros disparos huirán a las chalupas, y nos dejarán solos. Es que tenemos dos lantacas a bordo, y podríamos desembarcarlas. Es verdad; pero no bastarán para rechazar a esa canalla. ¿Temes que sean muchos?
En dicha carta la decía tendría sobre anclas el barco hasta abarrotar sus bodegas y cubierta de madera, y aprovechando la circunstancia de la larga estadía, y la proximidad del cafetal al fondeadero donde hacía su carga el velero Neblí, invitaba el capitán á sus antiguas y leales amigas á pasar unos días á bordo.
El Fingal había sido propiedad de un capitán escocés, que, á pesar de sus largas dolencias, no quiso abandonar nunca el mando, muriendo á bordo de su buque. Los herederos, hombres de tierra adentro, cansados de una larga espera, ansiaban deshacerse de él á cualquier precio.
Miguel Fedor cortaba algunos años sus viajes, durante el verano, para instalarse en las playas de moda. Las mujeres de las largas travesías quedaban á bordo con todas los comodidades y despilfarros á que estaban acostumbradas. Otras veces las despedía como se licencia á una tripulación al desarmar un buque, finalizada su campaña.
Por esto quería rezar. ¡La pobre joven encontraba a bordo tan pocas ocasiones de elevar su alma al Ser Supremo! Para rezar, se arrodilló y volvió involuntariamente los ojos hacia la línea vaporosa y azulada que ceñía el horizonte; pero no rezó.
Esto será por el estilo del Colin que yo vi en el Mont-Thabor, en casa del señor Franconi aquí su voz comenzaba a debilitarse , porque acabo de oírles decir que ya no quedan víveres a bordo de la corbeta, y a eso se debe principalmente el que nos hayan dejado de lado.
Amaneció claro con el viento por el O, y contrario á mi navegacion: á mediodia llegó la chalupa á bordo, dejando abalizada la canal expresada arriba. A las dos de la tarde me hice á la vela con viento ONO, y bordejeando llegué á la primera baliza, y de allí con remolque y espias, llegué al anochecer á fondear dentro de dicho arroyo.
Desde París, desde el Havre, hasta momentos antes de ir a bordo, la escribió cartas llenas de confianza y de ternura, a las cuales ella contestó con un telegrama, pues no había tiempo para más, en que discreta y veladamente ratificaba su promesa. Luego, cuando durante la navegación dejó de recibir aquellas frases que le recordaban el compromiso adquirido, volvió de nuevo a la resistencia.
»Señora: Los oficiales y los alumnos embarcados a bordo de la Náyade cumplimos un penoso deber al unir nuestro pesar al dolor bien legítimo que le causará la pérdida del comandante Chermidy.
Una armada de ciento veinte navíos de alto bordo se aprestó en el puerto de Laredo, embarcándose en ella quince mil hombres de guerra no incluyendo la tripulacion.
Palabra del Dia
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