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Actualizado: 29 de junio de 2025
El nacimiento de un hijo vino pronto a darle el único goce puro que experimentara desde el día de su enlace: única felicidad, en efecto, que realizan en el matrimonio los goces prometidos. Como se comprende, ella quiso criar a su hijo; llenaba aquel deber con tanto más placer, cuanto que le permitía ganar tiempo y prolongar respecto de su marido una situación con la que se avenía perfectamente.
Queríale poco la gente, y él no se avenia bien con ella, porque nunca habia tenido empleo de importancia . Diéronle calenturas muy fuertes, en los dos meses que estuvimos en los Sococies; y aunque se hubiera muerto, lo hubiéramos sentido poco. No hallé en esta provincia ningun indio que pasase de 40 ó 50 años, porque es tan enferma como la de Santo Tomas.
Sus músculos eran de acero, y su sangre fogosa se avenía mal con la quietud. Como pudiera, más se cuidaba de prolongar los trabajos que de abreviarlos. Planchar y lavar le agradaba en extremo, y entregábase a estas faenas con delicia y ardor, desarrollando sin cansarse la fuerza de sus puños.
El despecho crónico había dado á este rostro un mohín repulsivo y una siniestra contracción que se avenía muy bien con las formas de la figura y su atavío. Desaparecían los cabellos bajo un tocado de tristísimo aspecto, y el cuello, que fué comparado al del cisne por un poeta quejumbrón del tiempo de Comella, era ya delgado, sinuoso y escueto.
Algo y aun algos de eso he visto por desgracia, señora dijo Salvador sorprendido de aquel sentimentalismo que por cierto modo artístico se avenía bien con el empaque funerario de su distinguida interlocutora.
Pensaba en que él observaba quizá un prudente disimulo parecido al que ella observaba; y de esta suerte se avenía a perdonarle que no se rebelase contra doña Inés; que fuese tan obediente que de diario viniese a la tertulia; que no pocas noches, según Juanita averiguó, cumpliendo don Paco con el mandato de su hija, acompañase a doña Agustina hasta su domicilio, para que no fuese sola con la criada que venía en su busca, y que tal vez se mostrase cortés y galante con doña Agustina para que doña Inés no rabiara.
Puestos, pues, ya en sosiego, y hechos amigos todos a persuasión del oidor y del cura, volvieron los criados de don Luis a porfiarle que al momento se viniese con ellos; y, en tanto que él con ellos se avenía, el oidor comunicó con don Fernando, Cardenio y el cura qué debía hacer en aquel caso, contándoseles con las razones que don Luis le había dicho.
Una nativa autodidaxia la hacía hábil para toda clase de labores, y su naturaleza pacífica y bien dispuesta se avenía mal con la ociosidad. Sonrió a Salvador con una encantadora picardía, muy nueva en su semblante.
Palabra del Dia
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