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Actualizado: 14 de septiembre de 2025


Grupos diversos recorrían las calles dando vivas a la Revolución, a la Marina, al Ejército, y diciendo que Isabel II no era ya Reina. Algunos llevaban banderas con diferentes lemas y otros quitaban las reales coronas de las tiendas. Todo esto lo contó Paquito de Asís a su papá, atenuando lo que le parecía que había de serle desagradable.

Rafael, siguiendo el camino pedregoso de rápidos zigzags, recordaba las montañas de Asís que había visitado con su amigo el canónigo, gran admirador del santo de la Umbría. Era un paisaje ascético.

De lo que había pasado en la excursión del día de San Francisco de Asís y en otras sucesivas procuró De Pas enterarse en las conversaciones que tuvo con su amiga fuera de la Iglesia; dentro del cajón sagrado no había modo decoroso de preguntar ciertas menudencias a una mujer como Anita. La Regenta agradecía al Magistral su prudencia, su discreción.

Bien es verdad que, a cambio de esa pequeña molestia de arrancar a los negros algunas piltrafas insignificantes de carne, se les bautizaba, y eso salían ganando. Zaldumbide era el San Francisco de Asís de los negros. No los tenía a todos en la misma cámara, sino en cuatro grandes cuadras, hechas con mamparos; les ponía camas de paja y les sacaba sobre cubierta para airearlos y lavarlos.

Paquito de Asís bajó, contra la opinión de su padre, que temía cualquier catástrofe inesperada, y a la media hora subió contando lo que ocurría. «Abajo hay una guardia de paisanos». ¿Con armas? , de las que cogieron esta tarde en el Parque... Pero es gente pacífica. Unos llevan sombrero, otros gorra, este montera y aquel boina. Parece que están de broma.

Después, al convencerse de que en la vida mundana sus triunfos han terminado, el fanatismo de la raza que surge con toda la fuerza de una voluntad poderosa.... Entonces le trastorna la locura de la santidad: es humilde y fiero al mismo tiempo, se convierte en matón de la Virgen, queriendo dar de puñaladas á un morisco que blasfema de ella, y poco después se deja apedrear por los chicuelos de Salamanca, que le toman por un demente, viendo sus piadosas extravagancias, remedo de las de San Francisco de Asís.

Don Francisco de Asís Carraspique era uno de los individuos más importantes de la Junta Carlista de Vetusta, y el que hizo más sacrificios pecuniarios en tiempo oportuno. Era político porque se le había convencido de que la causa de la religión no prosperaría si los buenos cristianos no se metían a gobernar.

Sinembargo, el cuadro que representa el milagro de San Francisco de Asis es acaso el mas vigoroso como obra de pincel ó labor.

A Rafael Ventura Cortés. El Reverendo P. F. Francisco Estapoll, Franciscano &c. El P. Fr. Pedro Gelabert, Mínimo. El P. Diego García, de la Compañía de JESUS. Asistiéronle pues el Reverendo P. Fr. Luís Coll de San Francisco de Asís &c. El Reverendo P. M. Fr. Antonio Roig, de San Agustín. El Padre Antonio Vallés, de la Compañía de JESUS. A Isabel Pomar, Viuda de Francisco Bonnin.

No menos extraña es la titulada El serafín humano, en la cual se refieren historias de varios santos, como Santa Clara, Santo Domingo y San Francisco de Asís: las visiones extáticas del último se representan también en el teatro. Iguales rarezas se observan en San Nicolás de Tolentino.

Palabra del Dia

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