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Pues bien; en la guerra de Sucesión hubo que traer generales ingleses y franceses y hasta oficiales, pues no había un español que supiera apuntar un cañón ni mandar una compañía.

No se extrañe, pues, que me haya detenido á apuntar algunos detalles que, á primera vista, parecen ociosos. Tiene esta inconsecuencia su disculpa en que las ESCENAS no se escribieron con un plan determinado ni en una sola sentada, ni son obra de la madura reflexión del filósofo, sino el fruto de los ocios de un muchacho impresionable.

Lo único original allí era que Fulgosio juraba que su honor de soldado no le permitía autorizar un simulacro de desafío, y que el duelo a pistola y a tal distancia y a la voz de mando sin apuntar y entre dos primerizos, pues primerizo era también Mesía a pistola, sería la carabina de Ambrosio. Bedoya pensó que don Víctor era buen tirador, pero no se atrevió a presentar objeciones a su colega.

Ansiaba la llegada del día como un descanso, y antes de apuntar el alba estaba de pie para asistir a la misa primera. Cuando ellos se levantasen, ya andaría él muchas horas por el mundo. No crea usted, señora continuó , que siempre he vivido tan cristianamente. He tenido mis épocas de calavera, de trasnochador. Al decir esto, sonrió con una candidez que pretendía ser maliciosa.

Más tarde, en tagalog, turo recibió la significación de apuntar, señalar, por ser sin duda acción para la cual se emplea el dedo índice. El sentido de muchas palabras me hace ver que las medidas las tomaban con el ancho de los dedos ó de las manos.

Si tuviera los cinco sentidos puestos en el cartón, como usted, no le sucedería eso. No se necesita tener puestos los cinco sentidos para apuntar los números que salen, y es triste gracia que, porque una persona se distraiga, los demás suframos las consecuencias. Más triste es la gracia de ganar una lotería y que otro se la lleve.

Cotéjense estos pensamientos de madre cariñosa con aquellos otros de mujer desjuiciada; considérese que son dos eslabones gemelos de una misma cadena de ideas, y vuelvan a venir aquí los fisiólogos de marras para apuntar este nuevo fenómeno en su libro de curiosidades psicológicas.

Ni doña Paula ni Teresa olvidaban jamás estos pormenores. Ellas eran las encargadas de oír la campana del coro, de apuntar las misas, de cuanto se refería a los asuntos del rito. De Pas cumplía con estos deberes rutinarios, pero necesitaba que se los recordasen. ¡Tenía tantas cosas en la cabeza!

Ante esta pregunta extravagante quedan las cuatro estupefactas y suspensas. Una de ellas se atrevió al fin a apuntar tímidamente: Ha venido él solo. ¡Bah, bah, bah! exclamó rudamente el mayordomo.

Conviene apuntar, antes de pasar adelante, que aquella abnegación de Juan Pablo y el asiduo interés que por la salud de su hermano mostraba, serían absolutamente inexplicables, dado el egoísmo del señor de Rubín, si no se acudiera, para encontrar la causa, a ciertas ideas relacionadas con la economía política o la ciencia que llaman financiera.