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Actualizado: 12 de junio de 2025
Pero como hoy se usa ir aprisa, volver presto, sin estudios, sin lógica, sin la moral, sin filosofía, en edad tierna, poco proporcionada para la instruccion, es ir á embelesar los sentidos, hinchar la imaginacion, llenar el ingenio de combinaciones superficiales, y preocupar el juicio con los errores de estas otras potencias.
Dice que Alsacia y Lorena no valen lo que costará una guerra en hombres y dinero... Reconoce nuestra grandeza: asegura que hemos progresado tan aprisa, que jamás podrán alcanzarnos los demás pueblos... Y como tu padre piensan muchos otros: todos los que se hallan satisfechos de su bienestar y temen perderlo. Créeme: un país que duda y teme la guerra, está vencido antes de la primera batalla.
La historia de todos los que suben aprisa. ¡Tanto que él había trabajado por Juan! ¡Con el tesón que había discutido con los empresarios cuando le ajustaba las corridas de novillos!... Y ahora que era maestro tenía por apodorado a un señor al que había conocido poco antes: un tal don José, que no era de la familia, y al que Gallardo mostraba gran estima por sus prestigios de antiguo aficionado.
Ella hizo un movimiento como para alargar la mano; pero de repente se echó hacía atrás esquivando el cuerpo y diciendo rapidísimamente: Quitesusté pa un lao que viene el coche con la señora... y en voz baja, muy baja, añadió : Agur, hasta otro día, cuando me vea usted sola. Don Juan, iluminado de súbita inspiración, repuso también muy aprisa: Aquí mismo, a esta hora, la primera tarde que llueva.
Aresti sintió deseos de reír, viendo cómo se doblaban aquellos monigotes humanos que seguían con sus cuerpos el esfuerzo de los contendientes, fatigándose en un trabajo inútil, para transmitirles su energía. Transcurrieron algunos minutos. El Chiquito trabajaba más aprisa que su rival. Subía y bajaba la palanca con tanta rapidez que apenas se la veía.
Sin embargo, un simple monumento, levantado por una suscripción pública, me hizo latir el corazón más aprisa que el aspecto de todas las grandes tumbas de la tierra. Es el de un bombero; ni aún su nombre recuerdo, pero en su alma brilló un instante la única chispa que puede llamarse un reflejo divino.
Si él había podido reconocerla, era porque, al vivir tanto tiempo en el mismo lugar solitario y monótono, sus impresiones antiguas se mantenían vivas, con la incesante renovación del recuerdo, sin que otras las sofocasen bajo su paso. En cambio, ella había vivido tan aprisa y visto tantos hombres, que le era imposible acordarse del español.
Pero ¡ay, Rafaelito! eso es el exterior, la fachada, y con unos cuantos inviernos que lluevan sobre ella quedará despintada y llena de grietas. Pero interiormente créame usted, soy una ruina. Con tantas fiestas y alborotos los tabiques se caen, los pisos se bambolean. He corrido muy aprisa; me he quemado las alas por arrojarme de cabeza en la llama de la vida. ¿Sabe usted lo que soy?
Pasó el joven más allá de los Almacenes de la Villa y examinó las casas de un solo piso alto que allí existen. Como ignoraba cuál era la que servía de abrigo a los adúlteros, resolvió vigilarlas todas. La noche se venía encima y Maxi deseaba que viniese más aprisa para dejar de ver el disco, que le parecía el ojo de un bufón testigo, expresando todo el sarcasmo del mundo.
Qué causas ni qué.... Baje usted la cabeza.... Así.... Aunque estamos solos no quiero gritar mucho.... Agarrado don Eugenio al montecristo de su compañero, le explicó desde cerca algo que las alas del nordeste se llevaron aprisa, con estridente y burlón silbido. ¡Caramelos! rugió el arcipreste, sin que se le ocurriese una sola palabra más.
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