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Actualizado: 18 de junio de 2025
El mimbar, que Ambrosio de Morales llama Silla del rey Almanzor, se conservó en la catedral de Córdoba despues de la reconquista muchos siglos; cuando aquel cronista escribia sus Antigüedades, hacia pocos años que habia sido destruido sin saberse por qué.
Así es que Bartolomé Leonardo de Argensola dice que los moros lo llamaron ALFAJERIA y no ALJAFERÍA como ahora; de cuya rectificacion, hecha por un hombre tan instruido en nuestras antigüedades, se deriva otro comprobante de quien es el verdadero autor de este alcázar.
Poco a poco, el señor Desmaroy olvida su dulzura convencional. Su mirada es la de un comisario cuando inspecciona las cosas que le enseña Boulmet, el cual, correcto en extremo, se mata por presentar a su cliente todas las antigüedades de la abuela. Esto, señor mío, es del siglo XIII... Esto del XIV... Tal cosa data del reinado de Luis XIV... Tal otra es del más puro Enrique II...
Salamanca, en fin, será un mare magnum de portadas, de torres, de columnatas, de ojivas, de retablos, de púlpitos, de pinturas en tabla, en lienzo y al fresco, de sillerías y estatuas de madera, de verjas, de alhajas, de ornamentos, de ropas y de otras venerandas antigüedades.
El primer monumento que el viajero visita en Lyon es el Palacio de las Artes en el cual se encuentran los museos de antigüedades, de pintura, de escultura, de historia natural y de geología y mineralogía, así como el salon provisorio de la Bolsa.
Voltaire dice de ellos: «Tienen escritores de un mérito raro, sabios, hombres elocuentes y genios.» D'Alembert: «Los jesuítas se han empleado con éxito en todos los géneros: elocuencia, historia, antigüedades, geometría y literatura profunda y agradable. Apenas hay disciplina en que no cuenten ellos hombres de primer orden.»
El salon de antigüedades artísticas no es ménos curioso, aunque comparativamente es pobre y subalterno.
Era el tiempo en que los comerciantes de antigüedades no habían descubierto aún la rica Valencia, donde la gente popular se vistió de seda durante siglos, y muebles, ropas y cacharros parecían impregnarse de la luz de un sol siempre igual, del azul de un ambiente siempre sereno.
La decoración del teatro era de Cosme Loti, que en tantas ocasiones ha llenado de admiración á Italia, patria suya y á nuestra España. Rodrigo Caro, Claros varones de Sevilla y Antigüedades de la villa de Utrera. V. á Navarrete, Vida de Cervantes. Madrid, 1819, pág. 410. Moratín, catálogo del año 1561. Las de los clásicos. Parnaso español, tomo VIII, págs. 60 y 61.
No lo sé repuso Rafael ; lo que sé es que la carta dice lo siguiente: «Os agradeceré que hagáis conocer a mi recomendado las mujeres más bellas y amables, las reuniones más escogidas y las antigüedades más notables de la hermosa Sevilla, ese jardín de las Hespérides.» Jardín del Alcázar querrá decir observó la marquesa.
Palabra del Dia
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