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Actualizado: 1 de junio de 2025
Mi querido amigo y tocayo el conde de las Navas, ha publicado recientemente con el mismo título que damos a estos artículos, un libro, tan ameno como erudito, sobre la historia del toreo.
Que todo es ameno, que todo es de rosa, que es palabra vana la fatalidad, que ninguna pena mi pecho destroza y que no es amarga la realidad. Porque hay que engañarse si el alma queremos que no se deshaga en girones mil, y siempre pensemos y siempre forjemos que nunca se mueren las rosas de Abril.
Es el uno un poeta, cuyos versos sonoros, religiosos y sentimentales, me conmueven y divierten poquísimo; pero que en prosa es un truhán bastante ameno y buen chico en el fondo. El otro es la flor de los caballeros principales: discreto, galante, gracioso y con un pico de oro para entretener a las mujeres y a todo el mundo cuando está de humor y se pone a charlar.
Si el arbol es grande ó pequeño, y el jardin ameno y divertido, luego acompañará á la vision de ellos el juicio afirmativo: El jardin es ameno, el arbol es grande, y estas proposiciones son en todas maneras afirmativas, porque al tiempo que junta al arbol la nocion de grande, por el uso y experiencia de las cosas, sabe que le conviene, y así lo afirma y lo consiente; y lo mismo sucede quando la nocion de la amenidad la apropia al jardin.
Y calculando así, miraba contristado el paisaje ameno, el huerto con su dormilón estanque, el umbrío manchón del soto, la verdura de los prados y maizales, la montaña, el limpio firmamento, y se le prendía el alma en el atractivo de aquella dulce soledad y silencio, tan de su gusto, que deseaba pasar allí la vida toda. ¡Cómo ha de ser!
Uno sólo se ganó desde luego su confianza; uno sólo le pareció elegante, distinguido, noble por completo, discretísimo, ilustre, ameno, dulce y leal: el Conde de Alhedín.
A la hora en que le sorprendemos no se había ganado más que una bofetada; caso extraño, porque en estas noches de jolgorio solía encontrarse con media docena, por lo menos. Algo desengañado bajo este aspecto, no tanto por las bofetadas como por lo que las precedía, movíase impaciente echando miradas carniceras en torno suyo, sin hallar un sitio lo bastante ameno y deleitoso para fijar sus pasos.
¡Vil Sandoval! tu nombre será eterno, Como un remordimiento le has de oir, Y hasta tocar el linde del infierno La maldicion de Dios te ha de seguir. Siete veces traidor, tú, miserable, De la historia en el libro vivirás, Como en jardín ameno y deleitable Vive entre flores el reptil audaz.
Cerca del castillo de Valency yo había notado en el bosque un lugar fresco y ameno en el que mueren encantadores senderos que parten de las aldeas inmediatas y que más lejos van a perderse en la llanura.
El concepto que del padre tenían en Villafría no se prestaba tampoco a que sobre el punto de que hablamos se levantasen caramillos. Los más, como no le hallaban divertido y como casi no le entendían, le tenían poco menos que olvidado, aunque si alguna vez se acordaban de él era para considerarle como un santo, fastidioso, valetudinario y nada ameno.
Palabra del Dia
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