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Actualizado: 7 de junio de 2025
Cuando la causa es grave... cuando una reina está á punto de ser horriblemente calumniada... ¿Qué decís?... No tembléis señora dijo Montiño desnudando su daga sangrienta y mostrándola á la dama. ¿Y qué es eso? Sangre de don Rodrigo Calderón. ¡Ah! exclamó con alegría la dama. Sí; la reina estaba amenazada. ¿Amenazada? ¿insistís en que yo soy... la reina?
Bilbao estaba amenazada de un tercer sitio; pero en el de ahora no se detendrían los enemigos ante las defensas exteriores; se esparcirían por las calles y bloquearían á la riqueza en sus magníficas viviendas. La guerra en nombre del pasado se repetiría en defensa del porvenir; los nuevos sitiadores llevarían la miseria como bandera, y como grito de combate el derecho á la vida.
Me parecía que aquella joven cabeza, confiada a mi guarda, estaba amenazada de inauditas catástrofes y que el tren, que corría con su velocidad monótona y prevista, iba a conducirnos a los abismos. Comprendí entonces y excusé las más locas alarmas de ciertas madres, que me habían exasperado en otro tiempo.
En este estado, los espasmos no parecen ser otra cosa que sacudidas irregulares de impotentes influjos nerviosos en la trama orgánica amenazada de postracion; la vida lucha con la muerte, por medio de tirones dolorosos, de calambres, de temblores, de quejidos acompañados siempre de una ansiedad estremada, de un pulso pequeño, vivo, concentrado.
Todo el pasado surgía ante sus ojos con extraordinaria claridad, como si hasta entonces se hubiese mantenido borroso, en una confusión de penumbra. La tierra amenazada de Francia era la suya. Quince siglos de historia habían trabajado para él, para que encontrase al abrir los ojos progresos y comodidades que no conocieron sus ascendientes.
Sin duda en aquel día los ahogos pecuniarios habían llegado a su mayor grado, y la infeliz e interesante joven se veía amenazada de un conflicto grave. ¡Oh! ¡Qué bella ocasión se le presentaba a Juan Bou para realizar un acto moral que ha tiempo meditaba! ¡Soberbia coyuntura!
Temblando por aquella existencia que pendía de un hilo y por su amor, acaso más frágil todavía, la joven devoraba sus lágrimas y ocultaba sus angustias a fin de no entristecer aquella agonía... ¿No estaba ella amenazada por un doble duelo? A pesar de las cartas de Raúl, su corazón estaba martirizado por penetrantes aprensiones ¡Blanca amaba!
Era de noche, cuando me hizo llamar... ¡Ay! pluguiera al Cielo que nunca hubiera hallado a tan pérfida mujer. Mi vida no estaría amenazada por un terror incesante y por arrepentimiento continuo. Mi corazón es honrado y soy incapaz de cometer espontáneamente una injusticia; pero la compasión que me inspiraba...
Me hará grandísimo favor si puede utilizarlo aquí y probablemente le salvará la vida, que en la actualidad está amenazada, gracias a los miembros más jóvenes de su cristiana y altamente civilizada raza, que asisten en San Francisco a los modernos e instructivos colegios.
Palabra del Dia
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