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Actualizado: 1 de octubre de 2025
El velador es redondo; está cargado de infolios en pergamino y pequeños volúmenes amarillos. La mesa es de trabajo; la consola, colocada junto a la mesa, sirve para tener a mano libros y papeles. La mesa es ancha y fuerte; tiene un pupitre; sobre el pupitre hay un tintero cuadrado de cristal y tres plumas.
Vaya, Tocino dijo Aresti; lo que tienes es poca cosa, desaparecerá con el cambio de tiempo. ¡Quejarse así un hombrachón que parece un oso tras esa jaula! Es la buena vida que te das; lo mucho que engordas con lo que robas. ¡Pero qué cosas tiene este don Luis! exclamó el Milord mirando á la tendera, que enseñaba sus dientes amarillos para sonreír lo mismo que el protector de su marido.
Sólo que yo no puedo ver esa cara tan frescota y tan risueña sin rendirme. M. Fayolle sonrió abriendo la boca hasta las orejas, dejando ver unos dientes grandes y amarillos. La cara es el especo del alma, señor duque. Puede tener confiansa en mi, que no le daré nada que no sea superior. ¿Es que Polión ha salido malo? Medianejo. ¡Vamos, tiene gana de bromear!
Dorados hay enormes y crecidos, Mandís, rayas, pacues amarillos: Muchos pescados hay desconocidos, Por tanto determino no escribillos. Los indios naturales mantenidos Los mas son de pescado y venadillos, Los Guaranís son solo labradores, Los mas dados á caza y pescadores.
Sea que hubiese gastado en menos de tres años toda su energía, sea que la vida fácil de París le retuviera con un atractivo irresistible, es lo cierto que durante diez años su único trabajo fue pasear sus caballos por el Bosque y exhibir sus guantes amarillos en el foyer de la Opera.
Dos ó tres mas cuidadosos de sus personas traían paraguas abiertos; otros dos bajaban armados de grandes anteojos de larga vista, y los demas, completamente dandys, empuñaban flexibles bastoncitos fashionables, con las manos finamente cubiertas con guantes amarillos de cabritilla.
Le agradaba también comer en compañía de los oficiales ingleses y curiosear después un rato por las calles comerciales. Admiraba a los soldados vestidos completamente de blanco, con sombrero de paja, guantes amarillos y zapatos cuidadosamente lustrados, a la hora en que aquellos bravos, acompañados de sus pequeños, iban a comprar sus provisiones.
El cielo, el muro, el camino, la pradera y el bosque, mirados al través de los vidrios rojos, amarillos, azules y verdes, cambiaban de un modo fantástico; el efecto, mirando al través del conjunto de los cristales, era el de una gama; pero si se miraba al través de un solo cristal, se experimentaba una emoción que variaba según el color.
Porque me va en ello la piel, y, sobre todo, la vuestra, sobrinos míos. ¿Qué temes? Esa es tierra de salvajes, Hans. Ahora seguramente no hay nadie en la playa; pero de un momento a otro puede cubrirse de australianos. ¿Odian quizás a los hombres blancos? No distinguen de razas: blancos, negros, amarillos, rojos o aceitunados, todos son manjares apetecibles para ellos.
Y la espada tiene que volver a su vaina, o cuando más, se emplea en alguna expedición colonial, apaleando negros o amarillos, todo para mayor gloria del dios que somete de este modo nuevos pueblos a su culto... Continuó Maltrana ensalzando la grandeza de estos magos modernos.
Palabra del Dia
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