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Actualizado: 12 de junio de 2025
Vió por encima de ella todo el cuerpo de su adversario, guerrero obscuro, condenado á morir más ó menos pronto á causa de las heridas recibidas por una tierra que no era la suya y por una causa que era la de todos los hombres. ¡Tres! dijo el coronel. Pero antes de que terminase esta palabra sonó un tiro. La hierba del suelo se agitó en ondas que se alejaron bajo el rebote de la bala invisible.
Fermín Montenegro descendió de otro coche con don Ramón, el jefe del escritorio, y los dos se alejaron a un extremo de la explanada, como si huyesen del autoritario Dupont, que en medio del gentío daba órdenes para la fiesta y se enfurecía al notar ciertas omisiones en los preparativos. La campana de la capilla comenzó a voltear en su espadaña, dando el primer toque para la misa.
Me va interesando ya... como puede interesarme una mujer que no es la duquesa de Gandía. Abrióse en aquel momento la puerta de una casa, y entró la silla de manos. Se detuvo, y los hombres que la conducían se alejaron, y volvió á cerrarse la puerta. El duque abrió entonces la portezuela, salió, hizo luz con la linterna, y dió la mano á Esperanza.
¡Su padre! dijeron ambas jóvenes, lanzando argentina carcajada. ¡Ah sí, su padre! ¡Hasta la tarde, señor Roger! y se alejaron alegremente, llamando á voces á su amiga Constanza. Roger se quedó absorto.
Al fin se alejaron, repitiendo las alusiones chistosas y algunos comentando seriamente la extraña transformación que había operado en Muñoz la neurastenia. ¡Charito González!... murmuró Julio ensimismado. Conocí a una amiga íntima de Charito González... Adriana Zumarán. La traté una sola vez, pero comprendí que es un ser excepcional.
Salieron Isidora y Augusto de la morada de la sinrazón y se alejaron silenciosos del tristísimo pueblo, en el cual casi todas las casas albergan dementes. Isidora no hablaba, y el charlatán Miquis, respetando su dolor, tan sólo indicó esto: «En Carabanchel hallaremos coches. Dicen que van a poner un tranvía».
Su tez tostada, sus espesas patillas, su adusta y altanera mirada, le daban, al decir de los trabajadores, sombra en la cara: sus modales bruscos y sus pocas palabras alejaron de él todas las simpatías.
Se alejaron con marcada indecisión, volviendo repetidas veces el rostro para examinarle una vez más. A los pocos minutos regresó uno de ellos, el más viejo, aproximándose con timidez á la mesa. ¿Es usted, y perdone, el capitán Ferragut?... Hizo esta pregunta en valenciano, al mismo tiempo que se llevaba la diestra á su gorra para quitársela. Ulises detuvo el saludo y le ofreció una silla.
En cuanto se alejaron un poco del sitio de la Nozaleda comenzaron los cánticos. Esto es lo que caracteriza la vuelta de las romerías en aquella región. Las artesanas de Sarrió se precían de tener buena voz, y hacen bien. Generalmente la emprenden con alguna canción romántica, una melodía tendida y quejumbrosa, buscando armónico acompañamiento por medio de la segunda voz en terceras.
Le escuchó el gaucho andino con rostro impasible, como si no le comprendiese. Nada de palabras inútiles continuó el estanciero . Si lo que queréis es plata, hablemos, y puede que nos entendamos. Piola permaneció silencioso. Mientras tanto, obedeciendo tal vez á una seña de él, los dos hombres montados se alejaron, examinando el horizonte.
Palabra del Dia
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