Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 6 de junio de 2025


PELAYO. No haré. Que ya me conoce el sueño. SANCHO. Yo saldré cuando del alba Pida albricias el lucero; Mas no me las pida a , Si me ha de quitar mi cielo. PELAYO. ¿Sabes qué pareceré Mientras estás allá dentro? Mula de doctor, que está Tascando a la puerta el freno. SANCHO. Llamemos. PELAYO. Apostaré Que está por el agujero De la llave Elvira atenta. SANCHO. Llego, y llamo. Sale NU

-Vamos, Sancho hijo -respondió don Quijote-; y, en albricias destas no esperadas como buenas nuevas, te mando el mejor despojo que ganare en la primera aventura que tuviere, y si esto no te contenta, te mando las crías que este año me dieren las tres yeguas mías, que sabes que quedan para parir en el prado concejil de nuestro pueblo.

La incógnita quedó, pues, sumida en el pozo del misterio, sin que lograsen sacarla a flote los retorcidos hilos de la conjetura; una esquelita litografiada, que vino, siguiendo paso a paso al oficio de Palacio, encargóse dos días después de tirar de la manta. Los curiosos batieron palmas: ¡Albricias, albricias! Padrino tenemos...

Volvieron todos lentamente á la terraza superior y apenas llegados lanzó Simón una exclamación de alegría. ¡Albricias! exclamó. ¿Oís? Es el canto de guerra de la Guardia Blanca. Antes de bajar me pareció oirlo también como un eco lejano, pero no estaba seguro de ello. Nuestros amigos llegan. ¡Oid! Todos se pusieron á escuchar. La duda no era posible.

Quince días serían pasados, según es pública voz y fama, que el asno faltaba, cuando, estando en la plaza el regidor perdidoso, otro regidor del mismo pueblo le dijo: ''Dadme albricias, compadre, que vuestro jumento ha parecido''. ''Yo os las mando y buenas, compadre -respondió el otro-, pero sepamos dónde ha parecido''. ''En el monte -respondió el hallador-, le vi esta mañana, sin albarda y sin aparejo alguno, y tan flaco que era una compasión miralle.

Pero de este trabajo se escusó la sobrina con la entrada de los tres. Apenas los vio don Quijote, cuando dijo: -Dadme albricias, buenos señores, de que ya yo no soy don Quijote de la Mancha, sino Alonso Quijano, a quien mis costumbres me dieron renombre de Bueno.

Su incapacidad para todo había llegado a ser absoluta, y habiéndola mandado Tanasio por tabaco a la Primera de Socartes, sentose en el camino y allí se estuvo todo el día. Una mañana, cuando habían pasado ocho días después de la operación, fue a casa del ingeniero jefe, y Sofía le dijo: ¡Albricias, Nela! ¿No sabes las noticias que corren?

Estos informaban que el descubrimiento de don Juan del Corro no era embolismo, sino prodigiosa realidad. Entusiasmado el virrey se quitó la cadena de oro que traía al cuello y la regaló, por vía de albricias, al conductor de las comunicaciones. En seguida mandó repicar campanas y que se iluminase la ciudad.

Hizo Poldy algunos cariños a la cigüeña a fin de mostrar su gratitud, y hasta hay quien dice que besó su cabeza en albricias del buen recado. Luego Poldy se fue corriendo al castillo para encerrarse en su cuarto, cortar el precinto con tijeras y ver lo que el rollo contenía. Había en el rollo varios objetos que Poldy fue sucesivamente examinando.

También charló Juan Pablo de política, diciendo con mucho tupé que el Gobierno estaba de cuerpo presente, y que la situación duraría... a todo tirar, a todo tirar, tres o cuatro meses. viii La primera vez que D. Evaristo visitó a su dama después de esta entrevista, abrazola gozoso, y le dijo: «Albricias... vamos bien, vamos bien». ¿Pero qué... qué hay? ¿buenas noticias?

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando