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Actualizado: 19 de junio de 2025


La señora, que doña Cristina se llamaba, le recibió con muestras de mucho amor y de mucha cortesía, y don Quijote se le ofreció con asaz de discretas y comedidas razones. Casi los mismos comedimientos pasó con el estudiante, que, en oyéndole hablar don Quijote, le tuvo por discreto y agudo.

Asi América gime entre cordeles Al rudo potro colonial atada, Seguida por la jauría de lebreles; Y exánime, y sangrienta y lacerada Corre, cae, se levanta y de laureles, Resplandece su frente coronada. Herido por un dardo en la pelea Epaminondas cae sobre su escudo, Abierto el pecho por el dardo agudo Que mata el cuerpo, pero no la idea.

Y el ministro, amigo de Rafael, el único que ocupaba el banco azul, abrumando con su enorme tronco el pupitre, volvía su cabeza de búho gordo, pelado y con agudo pico para sonreír benévolamente al joven. El orador continuaba cada vez más sereno, fortalecido por aquellas muestras de aprobación. Hablaba de los detenidos y profundos estudios que la comisión había hecho de los presupuestos.

Un sobrino de don Antonio, estudiante agudo y discreto, fue el respondiente; el cual, estando avisado de su señor tío de los que habían de entrar con él en aquel día en el aposento de la cabeza, le fue fácil responder con presteza y puntualidad a la primera pregunta; a las demás respondió por conjeturas, y, como discreto, discretamente.

Esta y no otra fue lo que privó á la archiduquesa de su razon hasta que dejó de existir. Este y no otro fue el mas agudo puñal que introdujera Felipe en su amante pecho. Deténgase cualquiera que haya amado en este punto, y considere la fiebre devoradora que se apoderaria de un carácter tan firme y enérgico como el de Doña Juana.

Me encuentro sentado ante una mesa cubierta con un mantel pequeño. ¡Voy a comer! Espero un poco; un perro con un cascabel al cuello entra y retoza por la estancia. Espero otro poco; otro perro fino, negro, luciente el de esta mañana y de todas las horas asoma su agudo hocico por la puerta y luego se cuela con pasito mesurado.

Callo las pensiones que tenía sobre los habares, viñas y huertos, en todo aquello de alrededor. Con estas y otras cosas, comencé a cobrar fama de travieso y agudo entre todos. Favorecíanme los caballeros y apenas me dejaban servir a don Diego, a quien siempre tuve el respeto que era razón por el mucho amor que me tenía.

Y cuando ese autor es un novelista de primer orden, un pintor de costumbres como ha visto pocos nuestra Península desde Cervantes acá, un hombre de agudo ingenio, rico de observación, y en donaires y gracias de decir excelente, natural es que emplee el método fisiológico contra los fisiólogos, y que, convirtiendo la defensa en ataque, en vez de vindicar directamente el matrimonio, ponga y clave en la picota de la sátira a la cínica e infame soltería, que dice Jovellanos.

Casi en las puertas de Valencia, en el risueño pueblecito que desde la orilla del río miraba a la ciudad con los redondos ventanales de su agudo campanario, repetían aquellos bárbaros, con un rencor africano, la historia de luchas y violencias de las grandes familias italianas en la Edad Media.

Tomé por el uno que me fué más hermoso, fuera donde fuera; los pies me llevaban, yo los iba siguiendo, saliera bien o mal, a monte o a poblado. Llegué a una venta sudando, polvoroso, despeado, triste y, sobre todo, el molino picado, el diente agudo y el estómago débil.

Palabra del Dia

rigoleto

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