Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 3 de septiembre de 2025
Si Miguel se hubiera fijado en ella, tal vez habría advertido en sus ojillos inquietos y negros un brillo singular y en sus manos cierto temblor inusitado; pero se hallaba tan embebido en sus pensamientos y habitual melancolía, que nada observó. Dime, Miguel le dijo la joven levantando resueltamente la cabeza, ¿qué piensas hacer cuando te levantes?
Fernan Jimenez de Arenós con el mismo descuido que Berenguer de Entenza, iba desarmado, y retirando su gente á cuchilladas, fué advertido de la muerte de Berenguer y que con cuidado le iban buscando para matarle; y así con alguna gente que pudo recoger y llevar tras sí, se salió del campo y tuvo por más seguro entregarse á los Griegos que á Rocafort.
Estaba éste en mangas de camisa, terminando sus operaciones de tocador, y al oír que llamaban, enjugose aprisa manos y rostro, se echó por los hombros la americana y fue a abrir. Don Ignacio... buenos días. ¿Estorbo? No por cierto. Entre usted, si gusta. ¿Está usted vestido ya? O poco menos. ¿Sabe usted que no vino el señor de Miranda? Ya me lo han advertido.
Dominado por los recuerdos, al verse de nuevo en su casa, después de algunos meses de estancia en Madrid, permaneció un buen rato inmóvil en el patio, mirando los balcones del primer piso, las ventanas de los graneros de las que tantas veces se había retirado de niño, advertido por los gritos de su madre; y al final, como un velo azul y luminoso, un pedazo de cielo empapado de ese sol que madura como cosecha de oro los racimos de inflamadas naranjas.
Pantaleón me ha advertido el otro día que hacía tres meses que vivías con nosotros y que aún no habías contribuido con nada a los gastos de la casa... Una ola de carmín inundó repentinamente las mejillas de Mario. La vergüenza le impidió al pronto articular palabra.
Los emigrados que sabían lo que las palabras importaban en boca del mayor Navarro, después de procurar en vano disuadirlo, se alejaron del lugar de la escena. Advertido Villafañe, pidió auxilio a la autoridad, que le dió unos milicianos, los cuales le abandonaron desde que se informaron de lo que se trataba. Pero Villafañe iba perfectamente armado y traía además seis riojanos.
Venía el valeroso combatiente bien informado del duque su señor de cómo se había de portar con el valeroso don Quijote de la Mancha, advertido que en ninguna manera le matase, sino que procurase huir el primer encuentro por escusar el peligro de su muerte, que estaba cierto si de lleno en lleno le encontrase.
Miguel Piña, de oficio platero, natural y vecino de esta Ciudad, de edad de cuarenta y un años, reconciliado y preso segunda vez por judaizante. Estando en forma de penitente, se le leyó su sentencia con méritos, abjuró de levi y advertido, reprendido y conminado, fue condenado en quinientas libras.
El Padre tenía el don raro y funesto de ver en el fondo de los corazones, y veía en el de doña Luz, y ya, advertido por el desengaño, conocía el ningún valor amoroso que todas aquellas demostraciones tenían. Pero así la dulzura de las demostraciones como el pensamiento de su pertinaz y mal pagado amor le destrozaban el pecho.
Pues qué, ¿no se le había advertido que al desposarlo causaba su ruina? Y ni aun decirle podía en qué fundaba su negativa, dándose a sí misma, proporcionando a él ese postrer consuelo; no podía, sin hacer traición a su palabra leal, sin arrastrarlo a fuer de caballero, a empeñar una querella de familia cuyos resultados serían funestos para su propio elegido.
Palabra del Dia
Otros Mirando