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Era todo lo contrario de lo que había sido Arturito al volver de París. La ropa, los dijes y los primores de Arturito habían excitado la admiración y la envidia.

Que se reconozca obligada a padecer por los que le dieron la vida, y purificándose ella, nos ayude, a los que fuimos malos, a obtener el perdón... Por Dios, ¿no comprende usted esto? , . ¡Cuánto admiro su inteligencia poderosa! PANTOJA. Menos admiración y más eficacia en favor mío. PANTOJA. Naturalmente, a usted no puede inspirar Electra el inmenso interés que a me inspira.

Su nacimiento y su fortuna le inspiraban respeto y benevolencia, lo mismo que a Gallardo. Ocupábanse de ella con sonrisas de admiración. Los mismos hechos en otra mujer habrían dado suelta a un raudal de comentarios irreverentes, comparándola a la bestia rapaz de gruesa cola que es protagonista de muchas fábulas. En Sevilla continuaba el apoderado lleva una vida ejemplar.

Con esto se acabaron las preguntas y las respuestas, pero no se acabó la admiración en que todos quedaron, excepto los dos amigos de don Antonio, que el caso sabían.

¡Cuánto más viva todavía debe ser la admiración que por el agua siente el viajero que atraviesa el desierto de piedras ó de arena, y que ignora si tendrá la suerte de hallar un poco de humedad en algún pozo, cuyas paredes están formadas con huesos de camello!

Montenegro, a pesar de su vida sedentaria de oficinista, sentía removerse en él atávicos entusiasmos a la vista de un corcel de precio; sentía la admiración del nómada africano ante el animal, eterno compañero de su vida. De la riqueza de su jefe don Pablo, sólo envidiaba la docena de caballos, los más caros y famosos de las ganaderías de Jerez, que tenía en sus cuadras.

Don Quijote, alzando la visera, con gentil brío y continente, llegó hasta el estandarte del asno, y allí se le pusieron alrededor todos los más principales del ejército, por verle, admirados con la admiración acostumbrada en que caían todos aquellos que la vez primera le miraban.

No es menor, por tanto, la tarea que ha de proponerse el crítico, porque hasta sus faltas aisladas, que no se puede menos de conocer y confesar, se hallan revestidas de tan deslumbrador colorido poético, que se necesita hacer verdaderos prodigios de calma y reflexión para no hablar de ellos como lo haríamos cuando nos arrastra ciegamente la admiración más exagerada.

El vicio es lo mismo que la virtud: el crimen y la bondad valen igual: vivamos y gocemos todo lo que nos sea posible, sin escrúpulo alguno, ya que nadie nos ha de pedir cuentas. ¿Es esta su moral, doctor preguntaba irónicamente el abogado. ¿No es esto lo que se desprende de la ciencia moderna?... Las dos mujeres mostraban su admiración por Urquiola con miradas de lástima al médico.

Por eso, hasta llegar a la calle de Jorge Juan, no advirtió la presencia de un joven que desde la acera contraria y caminando a la par con ella la miraba con más admiración aún que curiosidad. Al llegar aquí, sin saber por qué, levantó la cabeza y sus ojos se encontraron con los de su admirador. Un movimiento bien perceptible de disgusto siguió a tal encuentro.