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Actualizado: 27 de mayo de 2025
El motivo de esta equivocacion, que es comunísima, procede de que los hombres han puesto á las voces un nombre para significar cosas distintas: si estas suelen ir juntas, con dificultad percibe el entendimiento la separacion; y como el juicio que acompaña á semejantes percepciones esté siempre junto con ellas, y desde la niñez nos hagamos á juntarlo, por eso los significamos con una voz, aunque sean en realidad cosas distintas.
En uno de ellos aparecen dos ermitaños que van de camino al santo sepulcro, y expresan su aflicción por la muerte del Señor con sentidas palabras. Agrégase después á ellos la Verónica, y los acompaña en sus lamentaciones. Al llegar al sepulcro se arrodillan los tres y oran, y al fin se aparece el ángel, que anuncia la próxima resurrección.
Por último, ve el poeta ante sí á estos señores, ya de vuelta; acompaña en su alegría á las princesas, y acaba con un epílogo en su nombre, que es de lo mejor de aquel tiempo, y lleno de bellezas verdaderamente poéticas, no obstante adolecer de los defectos generales de la poesía erudita de su tiempo.
A la verdad nunca imagina el hombre cosa alguna, sin que alguna pasion acompañe sus percepciones, como ya hemos dicho muchas veces; pero suele en algunas ocasiones ser tan vehemente la pasion que acompaña á la fantasía en la percepcion de algun objeto, que juntas arrastran al juicio y ocasionan graves errores.
Al morir este personaje, en vísperas de ser ministro por séptima vez, Fernando acababa de ingresar en el cuerpo diplomático, como si con esto siguiese una tradición de familia. Apenas cesaron de hablar los periódicos «de la irreparable pérdida que había sufrido el país» con la muerte del hombre ilustre, hízose el silencio en torno de su recuerdo, con esa facilidad de olvido que acompaña a los hombres del teatro y de la política. Siempre que Fernando encontraba al jefe del partido o algún otro personaje ilustre amigo de su padre, era objeto de presentaciones. «
Yo admiro continuó Ojeda la ilusión casi infantil que acompaña a Colón hasta la muerte, haciéndole encontrar en todas partes riquezas y recuerdos bíblicos.
Pero el deseo de la Reina no se cumple sino a medias porque el Conde-Duque que, contra lo que ella quería, le acompaña, logra que el viaje se haga con lentitud. Van a Aranjuez por Alcalá, detiénense para fiestas en Cuenca, cazan en Molina y llegan por fin a Zaragoza.
Pero, hija mía, ¿cómo es que usted va sola? ¡A estas horas ... tan sola! dijo el padre con voz agridulce. Tengo que ir á una casa que conozco repuso Clara por dar alguna respuesta. ¿Pero va usted sola? ¡A estas horas! ... Hija mía, ¿por qué es eso? No tengo quien me acompaña. Soy sola. ¿Que es usted sola? ¡Jesús, María y José! ¡Qué calamidad! ¿Pero no tiene usted padres? No, señor.
El estudio frenológico á que se presta la Cámara de los horrores es muy interesante como auxiliar de la fecunda ciencia de la legislacion penal. Al ver todas esas fisonomías repugnantes, no puede uno menos que sentir la conmocion nerviosa que acompaña al miedo y al espanto. ¡Qué coleccion de cráneos!
Cotogni está cantando con inefable dulzura la serenata, mientras en la orquesta los violines ríen a mezza voce, como les lutins en la sombra de los bosques... ¡Pero el inglés que acompaña a mi vecina, debe ser un hombre feliz!
Palabra del Dia
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