Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 29 de mayo de 2025
«Lo mejor prosiguió es lo que acabo de decirte; pero cuando no se puede hacer lo mejor, se hace lo menos malo... ¿me entiendes?
«En una jornada de mar, donde con pocos años iba á exercitar las armas, forzado de mi inclinacion exercité la pluma, donde á un tiempo mismo el general acabó su empresa y yo la mia.
El, en cambio, entra un poco más en ella. ¡Mucho cuidado! De aquí provienen las primeras discrepancias. Las primeras horas de toda unión son las más difíciles. Si en ellas sobreviene el choque, ¡se acabó!... No caiga usted en el exceso contrario y no sea una fregatriz.
Feliciana sólo quiso aceptar una naranja, la más hermosa, y los dos siguieron adelante, jugueteando ella como una niña con la pequeña esfera de color de fuego, haciéndola saltar entre sus manos. Acabó por abrir un agujero en ella y por chupar su jugo apretándola entre los dedos. Un chorro de ámbar descendió por la comisura de sus labios hasta la barbilla de graciosa redondez, endulzando su piel.
Después de lo que acabo de decirte, confiesa que es una ironía muy cruel y muy inmerecida. Pero, Dios mío, mi querida prima, dijo Roussel con algún embarazo; me haces más culpable de lo que lo he sido. Si hasta ese punto te horrorizaba el celibato, con tu fortuna, hubieras podido sustituírme con ventaja. Por falta de hombre el matrimonio no fracasa. Ninguno me agradaba sino tú.
No, señor... yo se lo tironeaba al principio... pero lo acabó de amansarlo un extranjero que trajeron de domador a la estancia de los Cabrales, ¿sabe?... aquel monte que se ve allá... ¿ve? Algún domador de escuela, ¿no? Yo no sé en qué escuela habría aprendido... ¡pero para domar como él!... ¿No sabía domar?
Apenas #lo# acabó cuando del ilustre auditorio y grave senado que la oía, de muchas se formó una voz sola, que dijo: ¡Torna a cantar, Preciosica; que no faltarán cuartos como tierra!
Y acabó de confirmar ser verdad lo que la doncella decía llegar los corchetes con su hermano preso, a quien alcanzó uno dellos cuando se huyó de su hermana. No traía sino un faldellín rico y una mantellina de damasco azul con pasamanos de oro fino, la cabeza sin toca ni con otra cosa adornada que con sus mesmos cabellos, que eran sortijas de oro, según eran rubios y enrizados.
Hombre, don Eugenio.... ¡No fastidiar! gritaron unánimemente los cazadores . ¿Había de atreverse Castrelo?... ¿Cómo no le deshicieron el morro de una bofetada allí mismo? Don Eugenio, no consiguiendo que le oyesen, hacía con la mano señas de que faltaba lo mejor del cuento. ¡Paciencia! exclamó por fin . Tengan paciencia, que no se acabó.
Cuando edifiqué el hotel, creí que me quedaría meses enteros mirando el mar sin ocuparme de los negocios. Pero por las mañanas voy de un lado á otro, sin saber qué hacer y acabo por mandar que enganchen. Por las tardes es diferente. Paso tranquilo las horas en el jardín, oyendo á Pepita que toca el piano. ¡La vida de familia!... ¡Tú eres feliz exclamó el médico.
Palabra del Dia
Otros Mirando