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Actualizado: 11 de octubre de 2025
Pero debajo de la imágen solo encontró la carta de su padre pidiendo los quinientos pesos de rescate... No había más remedio que partir. Viendo que su abuelo no se movía, le creyó dormido, é hizo el salabat del desayuno. ¡Cosa rara! ella estaba tranquila, hasta tenía ganas de reir. ¿Qué tenía pues para acongojarse tanto aquella noche?
Y el valentón apoyaba con razones su conducta. ¿Por qué había de pagar él? Vamos á ver, ¿por qué?... Sus tierras ya las cultivaba su abuelo. A la muerte de su padre se las habían repartido los hermanos á su gusto, siguiendo la costumbre de la huerta, sin consultar para nada al propietario.
Podemos indigestarnos, observó el secretario aludiendo al calor de la discusion. Entonces lo dejaremos para mañana. Todos se levantaron. Mi General, murmuró el alto empleado; la hija de ese Cabesang Tales ha vuelto solicitando la libertad de su abuelo enfermo, preso en lugar del padre... Su Excelencia le miró disgustado y se pasó la mano por la ancha frente.
Dicho esto, la abuela me dio un beso y me dejó muy pensativa. ¿Ha podido realmente la abuela conocer el amor?... Me parece tan extraordinario... Es verdad que cuando habla del abuelo su voz toma una inflección tan profunda que se ve que hay en ella un mundo de recuerdos dichosos e íntimos ocultos en la menor palabra... ¡Querida abuela!
En él sucedía algo que le causó un asombro casi mayor que el de la catástrofe de su abuelo.
Lo que vale es el trabajo de los hombres inteligentes que desean emanciparse de una vida de harén y apelan al estudio como único medio de conseguir la libertad. Hemos encontrado á un octogenario que de joven hizo la guerra con el generalísimo Ra-Ra, mi heroico abuelo. Este anciano conoce el mecanismo de todos los aparatos de combate que se conservan en las universidades.
Al día siguiente, de mañanita, todo estaba aparejado; y, llegada la hora, sacáronse a la calle, por la puerta principal, las acémilas cargadas, el cuartago para Ramiro y el macho rucio para el Canónigo, quien debía acompañarle hasta Castellanos de la Cañada. Ramiro subió a despedirse de su abuelo.
Nadaba en el río todos los días, á pesar de que ninguno de los que trabajaban en el hierbal osaba hacerlo, por miedo al «Tatita», ó sea al «Abuelo» en la lengua del país. Este «Abuelo» era un «yacaré», un caimán famoso por su tamaño desde el lugar donde se forma el río de la Plata hasta lo más alto del Paraná.
Era la mas notable la Ruzafa, de que hemos hablado en el curso de esta descripcion, fundada por Abde-r-rahman I como recuerdo de la deliciosa casa de campo que su abuelo Hixem habia construido en Damasco.
¡Ah! ¡ni vuestra madre amó á su esposo, sino después de casada, ni vos me amáis aún! Continuemos. Pasaba mi padre, hace más de diez y ocho años, con su compañía hacia Navarra, é hizo noche en casa de mi abuelo materno, donde fué aposentado. Vió á mi madre... durante la cena... y no pudo dormir. Como yo...
Palabra del Dia
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