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Aguirreche quedaba para las dos; pero como mi tía Úrsula, sintiendo cierta veleidad mística, había manifestado el deseo de entrar en el convento de Santa Clara, y mi madre no quería para vivir la antigua casa solariega, decidieron alquilarla. Yo, movido por el interés de averiguar el paradero de mi tío Juan, registré los armarios de la abuela y leí todas las cartas y papeles viejos.

Es la primera á levante de las tres cámaras que constituían en tiempo de los árabes el vestíbulo del Mihrab, y fué Sagrario desde la reconquista hasta el año de 1583 en que se acabó el que hay hoy. En 1393 á 7 de febrero dió el cabildo la propiedad de esta capilla á D. Diego Gutierrez de los Rios, señor de Fernan Nuñez. Capilla de Sta. Úrsula ó de las Once mil Vírgenes. La fundó en 1398 el Dr.

Pocos minutos tardó en oír el chapoteo de los remos y en percibir el bulto del esquife. Así que encalló, se apresuró a saltar en él; pero antes de que Úrsula lo pusiese otra vez a flote y se alejase de la orilla, tuvo cuidado de sacar un fósforo y mantenerlo encendido hasta que se concluyó.

Vi a tu abuela, a tu madre, a tu tía Úrsula, y, al marcharme, me dijeron: Espere usted, que también la Shele está mala. Entró la muchachita, muy pálida y muy triste, y saludó, sin levantar los ojos del suelo. Vamos, acércate le dijo tu abuela. Pude notar que la Shele sufría y que las comisuras de sus labios temblaban, como por un sufrimiento contenido.

En cuanto al zapatero, que era de los más humildes, aguzaba el ingenio para que las piezas y medias suelas que ponía a los zapatos del Obispo estuvieran bien disimuladas. Pero, señor gritaba el ama de llaves, doña Úrsula, heredera en el cargo de doña Paula ; si usted pide milagros. ¿Cómo no se han de conocer las puntadas? Compre usted unos zapatos nuevos, como Dios manda, y será mejor.

Yo le tenía que ver, tarde o temprano. Su convencimiento se me comunicó. Estaba persuadido de que un día vería a un señor con el aspecto de marino de los libros de mi tía Úrsula, con patillas, botas altas, levitón y sombrero de hule con cintas colgantes. Hablaría con aquel señor y resultaría mi tío Juan.

Para sus nuevas nupcias con doña Úrsula Ramisi Bravo de Laguna , el mencionado Conde le hizo donación de cuatrocientos ducados, amén de señalarle una pensión anual vitalicia de otros doscientos; pero estas larguezas de los grandes de antaño eran comúnmente más nominales que efectivas, porque a la hora de cobrar tan endeudados andaban de ordinario solían desvanecerse como el humo.