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No lo hubiera permitido yo misma diez ó quince años hace; pero ¿no habéis servido al rey como el primero? ¿No habéis dado pruebas brillantes de valor en diez campañas? Díganlo las heridas de vuestro cuerpo y la fama de vuestro nombre. El mismo rey no espera de vos que combatáis hasta morir y el más bravo soldado depone un día las armas y regresa al hogar. No está en el hacerlo, creedme.

Tenía cierta vaga idea de que á los frailes no se les podía conceder la cosa más inocente sin que de ella sacasen todas las concecuencias y provechos imaginables, díganlo si no sus haciendas y sus curatos.

El indio, además, es muy amante de la quietud y prefiere un modesto presente á un brillante porvenir. Díganlo esos varios funcionarios filipinos que se encuentran aún en las oficinas: son los más inertes conservadores.

Díganlo si no los pobres chinos, harto duramente zurrados porque trabajan por muy corto salario. Para no cansar, lo que es yo, á pesar de los insultos que nos han inferido, celebraría en el alma que nos reconciliásemos, nos estimásemos en más, y acabásemos por querernos bien en vez de venir á las manos. Pero si esto no es decorosamente posible ¿qué le hemos de hacer? Pecho al agua y adelante.

Diganlo si aquellos economistas que se oponian á las restricciones de la libertad de comercio cuando eran únicamente por el tiempo en que duraban las guerras; i eso no con todas las naciones, sino con sola aquella en cuya ofensa se ejercitaban las armas españolas. Díganlo tambien los tratados de paces en que se concertaba que fuese libre el comercio entre los vasallos de uno i otro reino.

-No puede ser el moro -respondió don Quijote-, porque los encantados no se dejan ver de nadie. -Si no se dejan ver, déjanse sentir -dijo Sancho-; si no, díganlo mis espaldas. -También lo podrían decir las mías -respondió don Quijote-, pero no es bastante indicio ése para creer que este que se vee sea el encantado moro.

Díganlo la C... comedia, El pleito del manto y las obscenísimas comedias Serafina y Tebaida, todo lo cual circulaba libremente, sin que los padres de familia se escandalizasen y sin que la Inquisición hiciese alto en ello.

Mis intenciones siempre las enderezo a buenos fines, que son de hacer bien a todos y mal a ninguno; si el que esto entiende, si el que esto obra, si el que desto trata merece ser llamado bobo, díganlo vuestras grandezas, duque y duquesa excelentes.