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Actualizado: 29 de junio de 2025
Mi capitán y yo fuimos a ver varias veces a Hortensia para que convenciese a su marido. Ella prometió insistir hasta conseguir su asentimiento. Amigo, los chicos guapos tenéis esas ventajas me dijo don Ciriaco, con su tono zumbón : las mujeres están de vuestra parte. Os ayudan, os protegen, creen que sabéis mucho de marinería.
Estaba ella en las afueras de la ciudad, y en un lavadero de lanas de los señores Botifora y Compañía, los mismos que rezaban en el bando que me había relatado de memoria el zumbón de su pariente Celso. Si en Madrid no se había «jallau, por la secura y el anchor del territoriu» en Valencia se «jalló» menos, con un sol que le «ajogaba» en verano y un hablar de gentes que no parecía de cristianos.
Simoun levantó la cabeza y aunque su mirada no se podía leer oculta por sus gafas azules, en el resto de su semblante se podía ver que estaba sorprendido. ¡Bonita réplica! dijo; pero témome que se guasee y me pregunte cuándo se convertirá el agua en vapor y cuándo en océano. ¡El P. Camorra es algo incrédulo y muy zumbon!
Rosa estaba risueña y jovial, tan viva de lengua y de ademanes como siempre. Tomás, cuando le veía, que eran pocas veces, le acogía con el mismo tono entre respetuoso y zumbón que tan mal le sabía en el fondo. Al cabo supo lo que pasaba, de un modo casual.
El tal corral de la calle Jimios era famoso en Sevilla, y más famoso por vivir en él un hombre llamado el maestro Félix, viejo zumbón, dicharachero y gitanesco, entre bailarín y cantaor, que tenía gran popularidad entre el majío y que era pájaro de cuenta por muchos motivos.
Pasó un buen rato limpiándose el sudor y haciéndose aire con el pañuelo. Parece mentira, Fernandito dijo con su acento zumbón que viviendo aquí tengas ánimo para pensar en amores. Yo soñaría con un botijo grande, inmenso cual una de esas torres, lleno de agua fresca como la nieve. Pues aún nos queda por ver otro infierno: sólo que este es más pintoresco.
Don Marcos se irguió, ofendido por el tono zumbón con que se hablaba de su gloria, y dijo altivamente: Señor de Castro, soy un viejo soldado de la legitimidad, he derramado mi sangre por la santa tradición, y nada tiene de particular que...
Y Aresti, siempre irónico y zumbón, se exaltaba hablando. Latía en sus palabras el odio á la influencia oculta que había truncado su vida, hiriéndolo en sus afectos de hombre pacífico, impidiéndole constituir una familia.
Llevaba a su afición la energía de un guerrero y la fe de un inquisidor. Gordo, todavía joven, calvo y con barba rubia, este padre de familia, alegre y zumbón en la vida ordinaria, era feroz e irreductible en el graderío de una plaza cuando los vecinos mostraban opiniones diversas a las suyas.
Procure no repetir tales cosas en presencia de sus amigas dijo Ojeda con el mismo tono zumbón . Como usted afirmaba antes, la impiedad da muy poco en América, y el catolicismo es algo que dejó muy arraigado en las mujeres la educación española. Los hombres son indiferentes, son incrédulos, pero jamás se atreven a ser impíos.
Palabra del Dia
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