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Actualizado: 5 de junio de 2025
Otro esforzado campeón del rigorismo clásico fué Cristóbal de Mesa, natural de Zafra, en Extremadura. Este erudito y poeta, no escaso, por cierto, de ingenio, había pasado en Italia casi toda su vida, en donde, como él cuenta, trató por más de cinco años á Torquato Tasso. Al parecer había ya muerto á principios del siglo XVII. Sus ataques al teatro español son notables por lo profundos.
La censura que ejercía el príncipe de Esquilache era puramente literaria, y a fe que el juez no podía ser más autorizado. En la plévade de poetas del siglo XVII, siglo que produjo a Cervantes, Calderón, Lope, Quevedo, Tirso de Molina, Alarcón y Moreto, el príncipe de Esquilache es uno de los más notables, si no por la grandeza de la idea, por la lozanía y corrección de la forma.
Despues lo compra la duquesa de Montpensier, Ana María Luisa, la heroina de la Fronda, por quinientas mil libras. Luego pasa á manos de la duquesa de Guisa y de Alençon, en 1672. Más tarde, á fines del mismo siglo XVII, en 1694, fué propiedad de Luis XIV. Posteriormente Luis XVI se lo regaló al conde de Provenza, que reinó despues con el nombre de Luis XVIII.
Osado y libre, el español llevaba erguida su cabeza, sin bajarla por la presión de las circunstancias; aún no se había extinguido en su pecho el noble orgullo castellano, ni el sentimiento de la grandeza de su destino, y la historia de España del siglo XVII ofrece, á quien no cierra los ojos, abundantes ejemplos de la nobleza é independencia de este pueblo.
A que los franceses del siglo de Luis XVII se familiarizasen más con el teatro español, de lo que podía esperarse de sus imitaciones y traducciones del mismo, contribuyó sobremanera la compañía de Sebastián de Prado, que, como dijimos antes, trabajó en París en el año de 1659.
En lo que no hay duda es en que las comedias de esta especie, que aparecieron en número considerable desde la segunda mitad del siglo XVII, se distinguen por su superficialidad y por su falta de gusto entre todas las españolas, aunque hayan sido celebradas por cuantos adolecen de iguales defectos.
Durante los siglos XVI y XVII la pena de muerte en Sevilla se practicaba con tanta frecuencia que como dice muy bien don Aureliano Fernández Guerra, apenas había semana en que no se llevasen á cabo una ó más ejecuciones.
Julio Claretie dice que los antecedentes de «Chantecler» deben de buscarse en la famosa «Historia cómica de los estados é imperios del Sol», que publicó en la primera mitad del siglo XVII aquel gran extravagante, mitad sabio, mitad espadachín, que se llamó Cyrano de Bergerac.
A fines del XVII no tenía apenas quince mil habitantes. Todo muerto, todo arruinado; veinticinco casas de familias ilustres pasaron a poder de los conventos; no había más ricos en la ciudad que los frailes, el arzobispo y la catedral.
Vivir en la tierra, es el reposo; en el mar, una lucha eterna, pero lucha vivificadora para el que puede soportarla. Los hombres de la Edad Media tenían en gran aversión y aborrecimiento al mar, «reino del Príncipe de los vientos.» Así nombraban al diablo. Al noble siglo XVII disgustábale vivir entre la ruda marinería.
Palabra del Dia
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