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Actualizado: 16 de octubre de 2025


Después de algunas frases vulgares, de haber refocilado el estómago con las viandas y remojado la palabra, dijo su señoría: No piense vuesa merced que me he pegado un trote desde Yanaoca sólo para darle saludes. Usiría sabe contestó el párroco que cualquiera que sea la causa que lo trae es siempre bien recibida en esta humilde choza.

La vida de bestia enjaulada que observó por espacio de treinta y seis años no era a propósito para desenvolver los gérmenes de inteligencia y bondad que la providencia de Dios no niega a ninguna criatura humana. Sus pensamientos, sus sentimientos y los actos todos de su voluntad eran vulgares y sórdidos.

Es una diatriba galicista contra el drama nacional español, llena de pensamientos vulgares y de extravagancias literarias de mal gusto, no compensadas con noticia alguna interesante. Origen, épocas y progresos del teatro español, por Manuel García de Villanueva, Hugalde y Parra. Madrid, 1802.

Encontró ladrones; pero no ladrones de buen tono, no ladrones fashionables como José María, que parecía una ascua de oro, montado en su brioso alazán. Eran ladrones de poco más o menos: pedestres, comunes y vulgares. Ya sabéis lo que es ser vulgar en Inglaterra. No hay apestado, no hay leproso que inspire a un inglés tanto horror como lo que es vulgar. ¡Vulgar!

Sus compañeros de juego eran también excelencias, directores de departamento, y experimentaron al oírle un poco de envidia; cada uno de ellos tenía también a sus órdenes un ejército de empleados; pero eran todos hombres grises, opacos, sin ninguna originalidad, vulgares. Y yo, pásmense ustedes dijo una de las excelencias , tengo un empleado con un lado de la barba negro y el otro rojo.

En aquel marco tan bien hecho para ella, Raúl, sensible como todos los refinados a las delicadezas exteriores más que a las del alma, encontraba un nuevo encanto a la modesta empleada de Correos, cuyas vulgares funciones olvidaba entonces por completo. Los días siguientes pasaron como un sueño.

Y hasta más de media noche duró la cena en el fondín principal del pueblo: un banquete de platos populares y substanciosos, tales como los soñaban aquellos ricos improvisados en su época de hambre: conejos de monte, gallinas en toda clase de guisos, bacalao bajo todas las formas, un interminable desfile de viandas vulgares rociadas desde la primera á la última con champagne de las mejores marcas.

Comprendo, querida María, que tienes miedo por y que quieres impedirme que me exponga. Temes que enloquecida al verme, Lea será capaz de armar escándalo, de llamar y de hacerme prender... No temas nada. Es una mujer demasiado inteligente para recurrir á medios tan vulgares. La discusión entre los dos tendrá un carácter muy distinto. No temo ninguna traición ni ningún golpe de fuerza.

Llegaba hasta sus oídos la música del baile; una música divina: vulgares danzas de moda, two-steps, o tangos, que, por la influencia del ambiente, sonaban en aquella hora de ilusiones como sinfonías de infinito idealismo. Sentían la dulce turbación de la embriaguez: una embriaguez de luz de luna, de noche serena, de poesía sentimental.

Las peñascas las cantan con un fuego y un retintín que desespera a las jóvenes de Sarrió y les hace enfermar de ira. Los hombres suelen ser como en todas partes, más feos que hermosos, más tontos que graciosos, más groseros que corteses, más vulgares que originales.

Palabra del Dia

neguéis

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