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Actualizado: 4 de julio de 2025
En su lugar encontramos vana hojarasca oratoria; en vez del lenguaje del sentimiento, hinchada fraseología; en vez de la lucha entre el honor, y el amor, y los deberes filiales, tan superiormente motivada en la comedia de Guillén de Castro, una coquetería opuesta á aquellos sentimientos; en vez de la figura heróica de Rodrigo, que se refleja y desenvuelve en los hechos representados como si viviera, un charlatán ostentoso; nos vemos, por último, obligados á aceptar el juicio de la Academia francesa sobre El Cid, aunque considerándolo con muy distinto criterio.
Porque tu hermana, a la distancia que está de nosotros, es para el caso como si ya no viviera, y no quiero tener por de la casta nuestra a dos sobrinazos segundos míos, por parte de mi madre: dos bigardones de mala catadura y peor vivir.
Y en esta tolerancia había una mezcla de simpatía por la fiesta nacional y de respeto ante la obscuridad de lo futuro. ¡Quién podía saber si alguno de estos mozos desarrapados, con costras de miseria, sería en el porvenir una «estrella del arte», un gran hombre que brindase toros a los reyes, viviera como un príncipe, y cuyas hazañas y dichos reprodujeran los periódicos!...
Hallose ese papel entre los de mi madre cuando murió, y a mí con su herencia llegaron esos desdichados versos, que yo no puedo recitar sin que se me llenen de lágrimas los ojos; que si el que esos versos compuso no hubiera nacido o no viviera, ni muriera mi padre, ni mi madre fuera desventurada, ni yo tendría un cruel enemigo de mi reposo.
Que si Rocafort viviera cuando los nuestros ocuparon los Estados de Athenas, y Neopatria, tengo por sin duda que no llamaran al rey de Sicilia sino que le recibieran por su príncipe y señor; pues se pudiera hacer con muy justo titulo, habiendo sido Rocafort su general tantos años en tiempos de trabajos, y debajo de cuyo mando, y govierno habian alcanzado tantas victorias, y dado glorioso fin á tan señaladas empresas.
Pero sólo permanecía en París tres o cuatro meses del año, pues su madre le pasaba una pensión de treinta mil francos, y le había asegurado que nunca, mientras ella viviera, obtendría un real más antes de su casamiento. La conocía y sabía que debía tomar sus palabras a lo serio.
Si tu padre viviera, no podría creer que su hijo cerraba la puerta a un infeliz que llegase a ella muriéndose y sin amparo. Manuel bajó la cabeza, y hubo un rato de silencio general. Vaya, madre dijo en fin ; haga usted cuenta que no he dicho nada. Gobiérnese a su gusto. Ya se sabe que las mujeres se salen siempre con la suya. Dolores respiró más libremente.
Era un antiguo criado nuestro que cuando la familia vino a menos dejó la casa y se dedicó al comercio. ¡Andrés! ¿Tú? ¡Qué grande está usted! No me hables así. ¡De tú! ¡De tú! El buen viejo, trémulo de emoción, arrasados en lágrimas los ojos, me echó los brazos. ¡Estás hecho un hombre! ¡Y qué buen mozo! ¡Si el amo viviera!... ¡Si tu mamá pudiera verte!... ¿Y mis tías?
Debe ser alguna guaranga, degradada como tú... ¡Esta me la has de pagar! ¡Ha de arder Troya! Usted ha manchado mi familia y mi nombre, arrastrándolo por las últimas capas sociales. ¡El nombre de los Berrotarán! Si mi padre viviera, ya te habría molido las costillas; treinta años fue militar, y mi madre no tuvo jamás una queja.
Espere usted ... El me decía que quería entrar. ¿Y qué decía él de ella? Que era muy guapa para estar aquí encerrada sin ver el mundo; que era una lástima que una mujer así viviera en compañía de un viejo tan feo y tan ... Decía: "yo la sacaré de aquí." ¿Y ella sabía que él decía eso? Sí: él mismo se lo dijo. Luego estuvo aquí exclamó Lázaro con mucha ansiedad. Espere usted.
Palabra del Dia
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