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Actualizado: 4 de junio de 2025


Te quiero, y creo que te quise siempre, desde que éramos pequeños y venías a Marchamalo de la mano de tu padre, hecho un gañancito con tu ordinariez de la sierra, que nos hacía reír a los señoritos y a nosotros. Te quiero porque estás solo en el mundo, Rafaé, sin pare y sin familia: porque necesitas un arma buena que esté contigo, y esa soy yo.

¡Cómo has tardado tanto, hijo! siguió con acento de mal humor, mientras cerraba de nuevo la puerta. Ya no contaba contigo. Te he estado esperando un rato muy largo y, al fin, viendo que no venías me he determinado á meterme en la cama... Espera, voy á encender un fósforo. ¡No! dijo Velázquez con la misma voz de falsete. ¿Por qué no?

Al saber que venías hoy, me encargó que subieses un momento á Begoña para ver á don Tomás, ese cura viejo que algunas veces nos visita. Y como creyese ver en la cara del doctor un gesto de disgusto, se apresuró á añadir. Anda, Luis; hazme ese favor. Piensa que son mis días y que hay que tener contentas á las señoras. Mi mujer y mi hija se alegrarán mucho.

11 Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió: Porque vi que el pueblo se me iba, y que no venías al plazo de los días, y que los filisteos estaban juntos en Micmas, 12 [me] dije: Los filisteos descenderán ahora contra a Gilgal, y [yo] no he rogado la faz del SE

De casa de tu tío... como siempre... Hoy me he descuidado un poco más. Cuando llegué a ese grupo de gente ya venías con los muchachos, pero no te conocí: me enteré de lo que era y quise también tener mi parte en la buena obra. ¿Dónde quiere V. que vayamos?... Yo pensaba llevarlos a un restaurant.

Eran amigos, y quería saber por ellos lo que hablaban en los ranchos de la reunión del día siguiente. Al quedar solos los dos hermanos, cruzaron sus miradas en medio de un silencio embarazoso. Tengo que hablarte, Mariquita dijo al fin el muchacho con resolución. Pues empieza cuando quieras, Fermín contestó ella con acento tranquilo. Ya adiviné al verte que por algo venías. No: aquí no.

Por último, no pudiendo dejar de reír, exclamó: ¡Oh, heimatshlos, heimatshlos! ¡Nadie como para hacer bien un paquete y para marcharse sin volver la cabeza! Luisa sonrió. ¿Estás contento? ¡No he de estarlo! Pero mientras hacías todo esto, estoy seguro que no has pensado en preparar la cena. ¡Oh! ¡Eso se arregla pronto! No sabía que venías esta noche, papá Juan Claudio. Es verdad, hija mía.

Palabra del Dia

rigoleto

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