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Actualizado: 9 de julio de 2025


Cediendo tu fiereza en mi seno estreché con embeleso tu celestial cabeza... ¡Y el último fulgor de tu pureza partió con el rumor del primer beso...! Ya se ha borrado la estela que bordaba aquella nave, que al impulso de su vela, sobre los abismos rueda ráuda y gentil como el ave.

Ponte no quiso ser menos: la galantería le obligaba a no acostarse mientras su amiga y protectora estuviese en vela, y para conciliar las obligaciones de caballero con su fatiga de convaleciente, descabezó un par de sueñecitos en una silla.

Haced que entre aquí Costancica. Sin aguardar que otra vez la llamasen, tomó, #Costanza#, una vela encendida sobre un candelero de plata, y con más vergüenza que temor fué donde el Corregidor estaba.

Por innecesarios no se usaban obenquillos, ni por tanto arraigadas. Se aseguraba el palo mayor con 6 á 8 obenques gruesos; dos coronas con aparejos, dos burdas para el galope y dos estáys. En el palo mayor se largaba una vela cuadra nombrada treo y también papahigo cuya superficie se aumentaba á voluntad cosiendo por la relinga inferior una ó dos bonetas.

En hora buena dijo el gitano ; hablemos un poco, porque eres , mi buen amigo, el que vas a enviarme a la eternidad. ¡Hermosa profesión la tuya! haces lo que Dios no podría hacer: a una hora fija, en un punto dado, apagas una vida como se sopla una vela. Lo cierto es, hermano, que esto no dura mucho más respondió el verdugo sonriendo.

Entonces obedeció, leyendo lo que sigue: «Cuando su marido estaba ausente, ella pasaba la noche entera en vela con Jesús, el esposo de su alma. Pero no se reducían a sólo éstas las penitencias que se imponía la joven e inocente princesa.

Cervantes era del número de los esclavos, que él quería llevarse, y ya había subido á la galera, pronta á hacerse á la vela, cuando llegaron los redentores en ocasión en que su rescate, caso de lograrse, no era ya posible.

A las siete y media de la mañana metí el bote á bordo, y á las ocho y cuarto me hice á la vela con viento ONO medianamente fresco.

Comprendiendo Jacinta que no podía sostener más tiempo el bromazo, quiso recoger vela, y le incitó a que se durmiera, porque la conversación acalorada podía hacerle daño. «Tiempo hay de que hablemos de esto le dijo ; y ya... ya te irás convenciendo». Güeno replicó él con puerilidad graciosa tomando el tono de un niño a quien arrullan.

A las once y cuarto llegó el bote á bordo, y me hice á la vela, aproximándome mas al Colorado, aunque con viento por la proa.

Palabra del Dia

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