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Actualizado: 27 de noviembre de 2025
El Vara de palo, al sentarse o la mesa con la familia, hablaba de la decadencia de la fiesta del Corpus, tan famosa en el Toledo de otros tiempos. Su afán por lamentarse le hacía olvidar el áspero silencio que se había impuesto en presencia de su hija.
Una lámpara de metal azofarado, de poco más de media vara de largo. Cuatro candeleros de tres cuartas de largo, del mismo metal con las armas de la Casa y otros cuatro de madera que estaban en las Almonas. Un atril de madera maqueado.
A lo que dijo el viejo: -Yo, señor, confieso que me los prestó, y baje vuestra merced esa vara; y, pues él lo deja en mi juramento, yo juraré como se los he vuelto y pagado real y verdaderamente.
19 Pero iré presto a vosotros, si el Señor quisiere; y conoceré, no las palabras de los que andan envanecidos, sino la virtud. 20 Porque el Reino de Dios no consiste en palabras, sino en virtud. 21 ¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con caridad y espíritu de mansedumbre?
Más energía, y cuidado con molestarle de nuevo por tales insignificancias, pues entonces quien iría a la calle sería el Vara de plata. Don Antolín sintióse más animoso después de esta entrevista, aunque juró mentalmente no visitar otra vez al temible prelado. Estaba resuelto a imponer su autoridad castigando al más débil, que era para él el origen de tales escándalos.
En los dos testeros de este jardín en dos huecos ó nichos de medio punto hay dos saltaderos de agua con sus tazas pequeñas y pedestales delgados de marmol, toda su altura una vara.
Era feo el muchacho y antipático, por su facha y y por sus hechos; tenía vara alta y enredaba con todos, siendo el único que escapaba a las granizadas cotidianas del amo.
En ciertos pueblos se vive en la cocina durante el invierno, y el invierno duraba ocho meses en aquel pueblo. No es extraño, pues, que la de don Recaredo fuera tan grande y estuviera tan provista. Despojado don Simón de cuantas prendas llevaba encima de sí contra la lluvia, sentáronle en el sillón de preferencia, a media vara del fuego.
El Vara de plata cerraba a las nueve las Claverías, y ellos querían pasar la noche fuera de casa. Ya habían estado un buen rato en un café del Zocodover, regalándose como señores. Estaban hechos unos calaveras. Aquella noche era extraordinaria, tanto más cuanto que la ciudad también estaba alterada por lo del arzobispo. ¿Cómo sigue? preguntó Gabriel.
Un lienzo de dos varas de ancho y una y media de alto con moldura dorada de un crucifijo y á sus pies Yñigo López de Mendoza y su mujer marqueses de Santillana con ropaje antiguo maltratado. Ocho lienzos de siete cuartas de alto y vara de ancho que representan ocho artes liberales originales de Vazquez. Una tabla de María Santísima nra.
Palabra del Dia
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