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Actualizado: 22 de junio de 2025
Rivadavia renuncia, en razón de que la voluntad de los pueblos está en oposición, «¡pero el vandalaje os va a devorar!», añade en su despedida. ¡Hizo bien en renunciar! Rivadavia tenía por misión presentarnos el constitucionalismo de Benjamín Constant con todas sus palabras huecas, sus decepciones y sus ridiculeces.
506 Pero pienso que los pampas deben de ser los mas rudos; aunque andan medio desnudos ni su conveniencia entienden: por una vaca que venden quinientas matan al ñudo. 507 Estas cosas y otras piores las he visto muchos años; pero si yo no me engaño concluyó ese vandalaje, y esos bárbaros salvajes no podran hacer mas daño.
Los pueblos en su infancia son unos niños que nada preven, y es preciso que los hombres de alta previsión y de alta comprensión les sirvan de padre. El vandalaje nos ha devorado, en efecto, y es bien triste gloria el vaticinarlo en una proclama y no hacer el menor esfuerzo por estorbarle.
559 No son raros los quejidos en los toldos del salvaje, pues aquél es vandalaje donde no se arregla nada sino a lanza y puñalada, a bolazos y coraje. 560 No preciso juramento, deben creerle a Martín Fierro; he visto en este destierro a un salvaje que se irrita, degollar a una chinita y tirarsela a los perros.
Es digno de notarse que, así como en esa ciudad vivió el hombre que debia revolucionar con la imprenta la vida del espíritu humano, fué de allí que surgió tambien, en 1247, esa célebre Liga del Rin que echó las bases de la destruccion del vandalaje permanente de los señores feudales.
Lo que digo del juez es aplicable al comandante de campaña. Este es un personaje de más alta categoría que el primero, y en quien han de reunirse en más alto grado las cualidades de reputación y antecedentes de aquél. Todavía una circunstancia nueva agrava, lejos de disminuir, el mal. El gobierno de las ciudades es el que da el título de comandante de campaña; pero como la ciudad es débil en el campo, sin influencia y sin adictos, el gobierno echa mano de los hombres que más temor le inspiran para encomendarles este empleo, a fin de tenerlos en su obediencia; manera muy conocida de proceder de todos los gobiernos débiles, y que alejan el mal del momento presente para que se produzca más tarde en dimensiones colosales. Así, el gobierno papal hace transacciones con los bandidos, a quienes da empleos en Roma, estimulando con esto el vandalaje y creándole un porvenir seguro; así, el Sultán concedía a Mehemet-Alí la investidura de bajá de Egipto, para tener que reconocerle más tarde Rey hereditario, a trueque de que no le destronase. Es singular que todos los caudillos de la revolución argentina han sido comandantes de campaña: López e Ibarra, Artigas y Güemes, Facundo y Rosas. Es el punto de partida para todas las ambiciones. Rosas, cuando hubo apoderádose de la ciudad, exterminó a todos los comandantes que lo habían elevado, entregando este influyente cargo a hombres vulgares que no pudiesen seguir el camino que él había traído: Pajarito, Celarrayán, Arbolito, Pancho el
Palabra del Dia
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