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Actualizado: 28 de junio de 2025


Este, valiéndose de imágenes, traza la historia de su rebelión contra Dios y de su caída; insinúa con astucia cuán grande es su poder en la naturaleza, y de este modo se propone atraer á sus redes á Cipriano, ansioso de satisfacer su pasión. Sigue á esto la venta de su alma con sangre, y, en su consecuencia, la promesa de poseer seguramente á Justina.

Abrió la cómoda, valiéndose de las llaves de la suya, y allí tampoco había nada. La hucha estaba en su sitio y llena, quizás más pesada que antes. Retratos, no los vio por ninguna parte. Hallábase doña Lupe engolfada en su investigación policíaca, sin descubrir rastro del crimen, cuando entró Maximiliano.

A que él satisfizo, diciendo: «El Señor, que ayer me diste, me ha librado y esta noche arrojé fuera todo el malValiéndose de este caso, exhortó el Misionero á aquellos nuevos cristianos á perseverar en el bien comenzado y á amar á Dios, que con tal milagro manifestaba cuánto le agradaban sus fervores.

Prescindamos de la mayor o menor antigüedad de la especie humana. Dejemos a la prehistoria, ya fundada en la geología, ya valiéndose del estudio comparativo de los idiomas y de otros primitivos documentos, conceder muchos miles o pocos miles de años a la existencia del hombre en nuestro planeta.

La experiencia ha hecho ver que á estos medios ha seguido el fin deseado, y V. E. pobló las 150 leguas que hay del Paraná á Concepcion en el Paraguay, valiéndose del medio único, que es repartir las propiedades. Es pues indispensable hacerlo así en la nueva frontera, porque ademas lo ordena el Rey en la cédula que aprueba el ramo de guerra.

Y el ferrocarril se construye o no; generalmente, no se construye... ¡Cuántas cosas podría hacer valiéndose de la influencia de su hermano!

Y el hombre, valiéndose ya de la palabra, con organización social, y hasta fundando reinos, imperios y repúblicas, vive, si hemos de creer á sabios profundos, hace veintiséis mil años. Por aquel entonces, afirma Rodier, como si lo hubiera visto, que los arios se disputaron, se dispersaron y se dividieron en indios, iranios y otros pueblos, de quienes proceden las más nobles naciones de Europa.

Quevedo había hecho llegar, valiéndose de frases hinchadas y misteriosas para obligar á los ciados, una carta al duque de Lerma, una carta que sólo contenía estos tres renglones: «Excelentísimo señor: Tengo en mis manos el cuchillo que puede cortaros la cabeza; pero yo os daré este cuchillo si me dais licencia para hablaros. Francisco de Quevedo

Valiéndose del sin fin de llaves que tenía, abrió todos los cajones y revolvió en ellos cuidadosamente, esmerándose en dejar las cosas, después de bien examinadas, en la misma disposición que antes tenían. Este proceder jesuítico lo practicaba siempre que metía sus manos escudriñadoras en donde no debían estar. Busca por allí, busca por allá, y nada.

Recuerdo que Juan de Espinosa, en cierto diálogo que escribió en laude de las mujeres, titulado Ginaecepaenos, se extrema en ponderar lo superiores que son en todo las mujeres, valiéndose para ello de las doctrinas escolásticas, de la historia, de la teología y de los argumentos más raros y sutiles.

Palabra del Dia

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