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Todos los barriles están en perfecto estado, señor dijo Van-Horn. ¿Se habrá abierto una vía de agua? Imposible, Capitán. No hemos tocado contra ninguna roca y el junco fué muy bien carenado al emprender el viaje. Es cierto; pero sabes que las naves chinas no suelen estar muy bien construídas.

Así, las señoras llevan conjuntamente la mantilla española y la manteleta ó el chal frances, ó bien una combinacion de ámbas piezas; y usan para salir á la calle indiferentemente la gorra parisiense ó el bellísimo tocado español, tan sencillo como propio para hacer lucir una rica y negra cabellera.

Siempre ha sido Esteban poco cosa, pero luego de lo de su hija quedó como imbécil... ¡Ay, muchacho! También me ha tocado algo a .

¿Qué resolución querrá tomar? se preguntaba doña Manolita . ¿Si habrá tocado su corazón el dedo del Altísimo? ¿Si el buen señor, edificado con las homilías del sobrino, tratará de abrazar la vida contemplativa y de ser santo también?

Ella me mira, y con esto basta. ¡Inocente! ¡te fías de los ojos, cuando las promesas de la lengua no se cumplen! si todas las mujeres bonitas miran y remiran, porque buscan el homenaje de los hombres y quieren ver el efecto que su hermosura, su tocado o sus alhajas producen.

Pero todo era flores comparado con lo que le esperaba. Cinco meses después de comenzadas sus relaciones, un día le anunció Amalia que creía hallarse en cinta. Se lo dijo con la sonrisa en los labios, como si le noticiase que le había tocado la lotería. Luis sintió un vértigo de terror, quedó pálido, la vista se le turbó como si fuese a caer.

«Claro, hay que descansar; puede parir esta noche, o no parir hasta mañana... o hasta pasado. Pueden ser todos estos gritos falsa alarma. ¡Buena es ella! Si no fuera porque don Venancio ha tocado la criatura.... todavía me escamaba yo. Pero, de todas suertes, Emma es capaz de quejarse de los dolores un mes antes de lo necesario. , durmamos.

En ese momento sentí que algo se helaba en y tomaba la rigidez de una piedra; en ese momento, la esperanza murió en , y con ella la fe en misma, la creencia en la dicha y en el bien. Una gran calma reinó en todo mi ser. La muerte, que se cernía sobre la cama, había tocado también mi cuerpo con sus negras alas.

Primero es menester que se refrene El vicio que entre todos se derrama, Que si este no se quita, en nada tiene Con ellos que hacer la buena fama: Si este daño común no se previene, Y se dexa arraigar su ardiente llama, El vicio solo puede hacernos guerra Mas que los enemigos desta tierra. Dentro se echa este vando, haviendo primero tocado á recoger el atambor.

¿Qué es eso, D. Romualdo? preguntó riendo D. Norberto. ¿Le ha tocado el tres de bastos? , señor; pero me consuela que hay palos para todos. Pues yo no tengo ninguno replicó el cándido presbítero. ¡Otro los recibirá! Hacemos todos lo que podemos; pero no cabe duda que unos pueden más que otros. El P. Gil es un santo, es un apóstol de los primeros tiempos de la Iglesia.