United States or Poland ? Vote for the TOP Country of the Week !


Los habitantes de Tenerife la veían claramente en ciertas épocas del año y se presentaban a las autoridades cientos de testigos declarando su configuración: dos grandes montañas con un valle verde en el centro. América estaba descubierta por entero dijo Ojeda cuando todavía enviaban los vecinos de Tenerife expediciones a su costa, por estas aguas, en busca de la famosa tierra de San Borombón.

Entre los que escribían estaba Ojeda. Inclinado sobre un velador del jardín de invierno, iba llenando pliegos, lo mismo que en la víspera de la llegada a Tenerife. Pero ¡ay! su carta era ahora un trabajo literario y reflexivo. Los recuerdos venían a interrumpir su escritura, como la otra vez; pero estos recuerdos no evocaban dulce melancolía, sino vergüenza y remordimiento.

Venía oculto en los profundos sollados como aquellos vagabundos descubiertos a la salida de Tenerife , y al verse en pleno mar de romanza, tranquilo y luminoso, deslizábase furtivamente de su escondrijo, iba examinando las caras de sus compañeros de viaje, los aparejaba según sus gustos, e invisible y benévolo, empujábalos unos hacia otros.

No explicarme: me faltan palabras... Son las gentes las que hacen todo eso. Al recibir en Tenerife la noticia de la guerra, resumió todas sus doctrinas con el laconismo de un triunfador. Hay en Europa demasiados reyes... ¡Si todos los pueblos fuesen Repúblicas!... Esta calamidad había de llegar forzosamente. Y Ferragut no se atrevió á burlarse esta vez de la simpleza de su segundo.

En una de sus expediciones infructuosas, cuando sentía mayor desaliento, una noticia inesperada cambió su situación. Acababan de llegar á Tenerife con maíz de la Argentina y fardos de alfalfa seca. Tòni volvió á bordo después de haber legalizado los papeles del buque. ¡La guèrra, che! gritó en valenciano, la lengua de su intimidad.

Aún no habría salido a aquellas horas su carta de Tenerife, y ya estaba lo mismo que Sigfrido, olvidado de Brunilda, humillándose amoroso a los pies de una Gotunda que se burlaba de él. Y esto lo había hecho por voluntad espontánea, sin necesitar filtros de olvido. Cerraba los puños amenazándose a mismo; pero un sentimiento de tristeza y desaliento sucedía a esta indignación.

En el viaje de regreso el Goethe no tocaba en Tenerife para hacer carbón, y ellos, con el pensamiento puesto en Hamburgo, compraban vistosas telas, pañuelos y manteles, para hacer regalos a los que les esperaban allá. Maltrana se detuvo junto a un indostánico que regateaba con una joven.

Montando las naves y completando sus dotaciones doscientos treinta hombres entre soldados y marineros. Con tales elementos y un regular repuesto de vituallas, se hicieron á la mar el 10 de Agosto de 1519, tomando rumbo en demanda de las islas Canarias. El 15 de Octubre dejó la escuadra la vista de Tenerife, poniendo proa á la Costa de Guinea.

Uno era de Tenerife y los restantes procedían de Andalucía y Galicia. Se habían introducido ocultamente en varios buques, que los echaron en tierra al llegar a Canarias. ¡Y a buscar de nuevo un escondrijo en la bodega de otro barco!... Así pensaban llegar, fuese como fuese, adonde se habían propuesto.

Á la lista de mis amigos y favorecedores debo añadir tres nombres queridos: D. Juan de la Puerta Canseco, de Santa Cruz de Tenerife; D. Amaranto Martinez Escobar, de Palmas de Canarias; y D. Fernando García, de Gerona. Cobramos la letra de Reus, pagamos la fonda, hacemos tres visitas, compramos algunas frioleras, y nos proveemos de dos billetes.