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Con una mediana usura, un cuaderno de cuenta y una regular disposición, en poco tiempo puede hacerse de un peso tres, multiplicación que acabó de comprender Pepay en las complicadas listas de una vecina, cabecilla de mesa de la fábrica de tabacos de Fortín, personaje que, Dios mediante, encontraremos más adelante.

Además contaba con un «padrino», un viejo protector, antiguo magistrado, que sentía debilidad por la guapeza de los toreros jóvenes, y cuyo trato indignaba a la señora Angustias, haciéndole soltar las más obscenas expresiones aprendidas en sus tiempos de la Fábrica de Tabacos. El Zapaterín lucía ternos de lana inglesa bien ajustados a la esbeltez de su cuerpo, y su sombrero era siempre flamante.

Tampoco esta cínica replica alteró a la bella, que en el mismo tono de mal humor dijo: Ya lo creo. Y cuantos más años tengas, más caros te irán saliendo.... Dame un cigarro. El duque sacó la petaca. No traigo más que tabacos. No quiero eso.... Ahí, sobre ese chisme de escribir, debe de haber. Tráeme.

¡Hombre! Calle usted. ¿Ha escrito algunas obras? , señor: en el año 97 escribió una comedia que no valía gran cosa. Bravo: añada usted que usted entiende mucho de tabacos, fundado en que él hizo el año 97 una comedia... Pero señor, haremos reír al público...

"El perjuicio que, de abandonar V.S. á esta provincia, resulta á S.M., por todo evento es bien conocido, pues por el ramo de tributos, se pierden anualmente mas de 20,000 pesos, y por los quintos y ramos correspondientes al trabajo de minas de oro y plata, arriba de 50,000 pesos: y por lo tocante al ramo de alcabalas, renta de tabacos y correos, bien considerable cantidad de pesos.

Aparte de la enorme centralización de vinos llamados «de Burdeosque el mundo entero conoce, la ciudad contiene grandes refinerías de azúcar y nitro, vastas destilaciones de licores, vinagres, aguas de olor, aceites, etc., una fuerte manufactura imperial de tabacos, amplia fabricacion de productos químicos y máquinas y de todo lo que es consiguiente á un gran puerto marítimo.

D. Manuel José de Lavalle, Director General de la Real Renta de tabacos; el Sr. D. Miguel de Irigoyen, Caballero del Orden de Alcántara, y Teniente Coronel de caballeria; el Sr. D. Vicente Caudevilla, Contador interino de la Real Renta de tabacos; el Sr. D. Diego Herrera, Teniente Coronel urbano; el Sr. Dr. D. Gregorio Tagle, Abogado de esta Real Audiencia; el Sr.

Reinaba en el mostrador de un despacho de tabacos y, desde el prefecto marítimo hasta los alumnos de segundo año, toda la aristocracia náutica de Tolón iba a fumar y a suspirar a su alrededor. Pero nada podía trastornar aquella firme cabeza, ni los vapores del incienso ni el humo de los cigarros.

Era el juego de los antiguos carabineros de deslizar debajo de las casas tabacos y hojas de contrabando, simular despues una requisa ¡y obligar al infeliz propietario á sobornos ó multas! ¡Solo que el arte se perfeccionaba y, desestancado el tabaco, se recurría ahora á las armas prohibidas!

Le diré a usted: de nada; el hecho es que en la cuestión no nos entendemos ni él ni yo, porque como la mitad de las cosas que podrían decirse en la materia, uno y otro las ignoramos, y la otra mitad no se puede decir... ... pues eso es muy fácil... ¿pero trata de?... De tabacos, , señor.