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Actualizado: 13 de julio de 2025
Las creencias religiosas extendían sus alas con toda amplitud en este ambiente de peligro y de muerte, y al mismo tiempo adquirían nuevo valor las supersticiones más grotescas, sin que nadie osase reír de ellas. Al salir de uno de los subterráneos, en mitad de un espacio descubierto, encontró á su hijo.
El hombre prudente debe ir haciendo una serie de sabias adulaciones desde la Universidad hasta el paraíso. Con un compadre en el barrio, y una comadre mística en las alturas, el porvenir del licenciado está seguro. Por eso, libre de torpes supersticiones, dije familiarmente al individuo vestido de negro: ¿Realmente me aconsejas que toque la campanilla?
Lo que resulta, sin duda alguna, consecuencia de los relatos contenidos en esa literatura que constituye la única lectura del pueblo, es el fomento de la ignorancia, propagando de una manera tan efectiva todas las supersticiones antes mencionadas y aumentando con ellas el caudal de errores que por desdicha gobierna la mentalidad de la masa del pueblo.
Para el aldeano codicioso no hay ley moral, ni religión, ni nociones claras del bien; todo esto se resuelve en su alma con supersticiones y cálculos groseros, formando un todo inexplicable. Bajo el hipócrita candor, se esconde una aritmética parda que supera en agudeza y perspicacia a cuanto idearon los matemáticos más expertos.
Los que por el estudio se habían emancipado del error y las supersticiones, comprendieron que la ciencia, el trabajo y la unión fraternal podían sólo aumentar el poder de la humanidad y hacerla triunfar definitivamente de la influencia del pasado; pero los soldados groseros, héroes contra el buen sentido, iban buscando en el pasado legendario esa gran era de renovación que se abría precisamente por las conquistas de la observación y la negación del milagro; tenían necesidad de un símbolo material para creer en el progreso, y este símbolo era el de la fuente, en donde los miembros del anciano recobraran la fuerza y la belleza.
En su religion dominaba el temor á la esperanza, por lo que se dejaban llevar del fanatismo, y de mil necias supersticiones que influian sobre las acciones de su vida privada. Los sacerdotes eran reputados por médicos y practicaban succiones curativas. Todos creian en la existencia de otra vida. Bajo esta denominacion existia una nacion que era de las mas numerosas de la provincia de Moxos.
La nueva verdad religiosa, pues, tuvo que entrar en el lugar de aquélla por la ancha puerta de las supersticiones, poniendo allí de guardia a la teología, para impedir el acceso a los nuevos arribantes de la misma o de otra estirpe; y fue precisamente el portero el que lo echó todo a perder.
En virtud de sus antiguas supersticiones, toda vez que estos naturales salen salvos de algun peligro, echan á tierra un espiga de maiz, como para dar gracias á la providencia de haberlos favorecido con su proteccion.
Han conservado entretanto algunas supersticiones de su estado primitivo, las que se advierten principalmente entre los hombres encargados de cuidar el ganado: así, por ejemplo, cuando un Cayuvava sabe que su muger se encuentra en cierto estado de salud, nunca monta á caballo, ya sea por temor de dar una caida, ya sea por no comprometer el estado de la enferma.
Si bien los sacerdotes más rígidos y los legisladores de la nueva Iglesia se esforzaron por todos los medios en atacar los vestigios de las antiguas supersticiones, hubo otros hombres ilustrados é influyentes, que creyeron más saludable no desplegar tanta severidad contra esos usos inveterados, sino darles más provechosa dirección.
Palabra del Dia
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